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Domingo, 1 de Abril de 2018 - Actualizado a las 06:01h
Cirujanos en una intervención. (Archivo)
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eeuu- Kevin Daly debería haberse sentido genial después de perder más de 30 libras (unos 13 kilos) después de una cirugía a corazón abierto en 2015, pero su instinto le decía que algo iba mal. A pesar de la pérdida de peso que logró a través del ejercicio y una dieta saludable, su vientre protuberante no bajaba. Kevin, de 63 años y natural de Hoboken, Nueva Jersey, afirma que “mido 1,90 metros y pasé de 105 kilos a 90 kilos, sin perder ni un gramo de mi estómago. Creo que incluso se hizo aún más grande “, indicó Kevin. Hasta ese momento, los médicos le habían dicho que la mayoría de los adultos acumulan el peso en el área del estómago a medida que envejecemos y es difícil deshacernos de la grasa del vientre. “Pero después de la pérdida de peso, no perder un gramo de mi estómago, no tenía lógica”, razona Daly. Sus doctores estuvieron de acuerdo y pidieron algunas pruebas. Daly se sometió a una tomografía computarizada en el Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York en diciembre de 2017. Fue entonces cuando recibió la angustiosa noticia: “Una masa extremadamente grande” había invadido su sección media. La masa resultó ser un raro tumor canceroso llamado liposarcoma, que crece en el tejido adiposo. Los cirujanos decidieron que el mejor tratamiento sería eliminarlo. Desde la exploración inicial, los médicos estimaron que el tumor pesaba alrededor de 5,4 kilos.
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