Vox tiene intención de mantener su acto revisionista de la batalla de Noáin pese a que el Concejo de Salinas ha pedido que no se celebre nada.

La autoridad del paraje donde la ultraderecha quiere hacer su propia lectura de la historia se ha opuesto para que se rebaje la polémica generada después de que Vox convocara su marcha justo el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar que una asociación memorialista navarra que lleva conmemorando allí la efeméride desde hace treinta años.

La ultraderecha desoye los llamamientos a evitar tensiones innecesarias y se escuda en que presentó la solicitud ante la Delegación del Gobierno en tiempo y forma. Además, sostiene que el paraje Mendi, ubicado en Salinas de Pamplona y donde se erige el monumento de José Ulibarrena a la batalla de Noáin, es un espacio público sobre el que el Concejo no tiene autoridad.

De esta manera, la ultraderecha se sale con la suya y aprovecha de forma oportunista la vía libre que le ha quedado para desarrollar su relectura de la historia después de que la asociación memorialista Batalla de Noáin decidió aplazar su acto para separarse completamente de Vox y su interesada visión, y también para no comprometer al Concejo.

La celebración del acto, que contará con presencia de diputados, la parlamentaria que tienen en la CAV y la ejecutiva del partido en Navarra, se enmarca en una estrategia bien medida por parte de la ultraderecha, que aspira a hacer una revisión de la efeméride desde una perspectiva conquistadora y arrebatar una bandera a “los abertzales”, ya que interpretan que la batalla de Noáin es una especie de mito fundacional nabarrista, teoría a la que ahora también se ha sumado UPN.

CINCO ACTORES

Hay cinco actores en este episodio. Vox sabía que la asociación Batalla de Noáin llevaba décadas celebrando allí un homenaje siempre que se acercaba la fecha del 30 de junio, ya que fue ese día de 1521 cuando se produjo la contienda, clave en la pérdida de soberanía navarra. Notificó su acto en tiempo y forma y tienen intención de celebrarlo el sábado 26 por la mañana. Solo lo cancelarán si la Delegación del Gobierno, a la que han pedido por burofax que haga cumplir su petición, lo desaconseja por motivos cualificados, como graves compromisos para la seguridad o similares.

Pero solo en esa circunstancia, ya que consideran que el Concejo de Salinas no puede prohibir un acto legal y similar a los que allí se celebran por mucho que tenga lugar en un comunal. Además, tienen la intención de consolidar este acto, que quieren empezar a celebrar cada año a partir de ahora.

La Delegación del Gobierno es el segundo actor. Recibió la petición de Vox y la da por válida. Entiende que sí debería poder celebrarse sin impedimentos, y considera que el Concejo no puede prohibirla.

Precisamente, el Concejo es el tercero en discordia. El lunes, en una nota de prensa, anunció que denegaba la autorización de acceso al comunal donde se quiere celebrar el acto. Pero ahora mismo la autoridad concejil estudia con una asesora si, efectivamente, puede dar este paso. A pesar de que no van a colocar ningún indicativo y mucho menos poner ninguna barrera, en la nota dejaban claro que no iban a autorizar ni el uso de la finca ni su ocupación parcial, para lo que han pedido amparo al departamento de Interior del Gobierno.

El Gobierno foral es la cuarta pata. Precisamente, el titular de Interior, el vicepresidente Javier Remírez, ha asegurado esta mañana que el Ejecutivo no tiene potestad para decidir nada relativo a la convocatoria de los actos. El Gobierno solo tiene la encomienda de garantizar que, en caso de que Vox siga adelante, se garantice “el libre ejercicio de la libertad de expresión”. “Al margen de que nos guste más o menos la convocatoria, porque en eso consiste la democracia”, subrayó.

El quinto podría ser la asociación Batalla de Noáin, pero el martes anunció que pospone los actos y se ha desmarcado de cualquier provocación de la ultraderecha. Es una postura encomiable, ya que supone aplazar una edición especial -es el quinto centenario de la efeméride- y mover todo lo que habían organizado. Pero es lo que consideran que tenían que hacer para no dar pábulo a la ultraderecha y evitar generarle un problema innecesario al Concejo.