Comparar deportistas de disciplinas diferentes es siempre arriesgado, pero los éxitos de Asier Martínez en menos de 13 meses -finalista olímpico con un brillante 6º puesto, el bronce en el Mundial de Eugene y la gloria del oro en el Europeo de Múnich- permiten afirmar, sin mucho riesgo de equivocarse, que el zizurtarra se ha elevado hasta el primer puesto del ránking de deportistas navarros en el siglo XXI.

Obviamente, nos ceñimos al siglo XXI porque en el siglo XX mandó Miguel Indurain, quien reventó en los años 90 todos los registros deportivos navarros, nacionales y hasta alguno mundial (sigue siendo el único ciclista que ha ganado cinco Tours consecutivos). Los éxitos del villavés en el Tour, en el Giro (2), en los Juegos (oro), en los Mundiales (oro), en el récord de la hora, etcétera, le convirtieron en el indiscutible número uno de la historia del deporte navarro (y, hasta la irrupción de Rafa Nadal y Pau Gasol, en el número uno nacional).

Pero ahora surge Asier Martínez y a las primeras de cambio -apenas tiene 22 años; es decir, que le queda una larga carrera por delante y un gran margen de progresión si las lesiones le respetan- se ha metido en la elite mundial del atletismo, el deporte por antonomasia. Y, por cierto, al estilo Indurain, al que por algo L’Equipe llamó en su día La fuerza tranquila. 

No se trata, claro está, de minusvalorar los hitos en los muy diversos frentes del deporte navarro, pero no vemos nada de la talla de un oro europeo en atletismo. 

A lo sumo, en deportes de equipo, donde han brillado bastantes -mención especial para el waterpolista Alberto Munárriz, los balonmanistas Garralda, Gurbindo, Andrea Barnó y Nerea Pena, o, por hablar de lo más reciente, la Champions que ganó Azpilicueta como capitán del Chelsea-, pero donde el mérito queda más difuminado que en las disciplinas individuales como la de Asier.

Antes de la irrupción del zizurtarra, el nombre propio indiscutible del atletismo de esta comunidad era el de Marta Mendía, hasta ahora la segunda mejor deportista navarra tras Induráin: 7 récords nacionales absolutos (que se dice pronto eso de ser durante varios años la mujer que más salta de un país de 46 millones de habitantes); 13 titulos nacionales absolutos; y participante en 2 Juegos, 8 Mundiales y 7 Europeos. Cifras mareantes a las que hay que añadir que hasta ahora era la única atleta navarra que se había metido en grandes finales. 

Y, sin embargo, una carencia: jamás pisó un gran podio. Su 1.76 de altura personal no le impidió ser una de las grandes del atletismo nacional y llegar a saltar hasta 1.96 (¡20 centímetros por encima de sí misma!), pero era un hándicap insalvable ante las mejores saltadoras mundiales. Hay que recordar, por ejemplo, que Ruth Beitia mide 1.91 y le bastó saltar 2.00 para ser campeona olímpica (la cántabra ostenta el récord nacional con 2.02). 

Miguel Induráin, en 1995. EFE

Asier Martínez no tiene hándicaps a la vista -más allá de seguir puliendo esas salidas (no el tiempo de respuesta sino lo que pierde en los dos o tres primeros pasos), que le obligan siempre a remontar a casi todos sus rivales-, por lo que es lícito pensar en que siga rebajando esa marca que el miércoles estableció en 13.14, con el récord nacional de Orlando Ortega (13.04) ya en el radar.

Pero para que el entusiasmo con Asier Martínez no se desborde, dos datos:

- El bronce en el Mundial de Eugene se produjo después de que un rival directo se lesionara antes de la final; otro fuera eliminado por una salida falsa; y uno más quedara fuera de juego al comerse una de las primeras vallas.

- Y en el Europeo de Múnich, Asier Martínez se enfrentó en la final con tres atletas que tenían mejor marca personal que él. Estar ya a 13.14 no es sinónimo de ir a refrendarlo en cada gran cita.

Es decir, que aún más difícil que llegar es permanecer, como él mismo afirmaba tras lograr el oro, al explicar que gestionar la presión de ser el favorito ha sido para él lo más complicado del Europeo. O, como decía José Miguel Echávarri en junio de 1992: “El Tour más difícil de ganar es el segundo”.  

Marta Mendía, en 2010. Iban Aguinaga

La progresión de Asier Martínez