Un peculiar mapa de Europa se ha hecho muy popular recientemente en las redes. En él aparecen los países pintados en diferentes colores según la posibilidad de recibir algo para comer si vas como invitado a la casa de alguien. Los países del sur (salvo algunas regiones del norte de España e Italia) quedan como los más generosos y los más septentrionales, en concreto Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos y el norte de Alemania, tienen el dudoso honor de ser aquellos en los que nunca te ofrecerán nada que llevarte a la boca.

Una tuitera ha querido confirmar algo que lo que se dice en el mapa, la tacañería que ha vivido de primera mano en Países Bajos. “Os hago un hilo con la gente más rata que me he encontrado en Holanda y los momentos que me han hecho cortocircuitar totalmente”, ha escrito Amalia (@trufa_a), una andaluza que lleva unos cuantos años residiendo en ese país, en el que ha trabajado en la hostelería. Su hilo lleva casi 21.000 likes y 4.500 retuits en apenas dos días.

Amalia cuenta situaciones como cuando una chica le hizo una petición de transferencia bancaria “porque me dejó 10 céntimos que me faltaban pa' pagar una bolsa de plástico”.

O cuando en el descanso de clase un día su compañera la invitó a un café y al día siguiente la que la invitó fue ella, pero su compañera le reclamó 30 céntimos porque había tomado café con leche y era más caro que su café solo.

A continuación relata dos vivencias experimentadas al acudir a casa de sendas neerlandesas. “Me sirve una copa de vino y de postre me da una galleta y se lleva el paquete”, explica.

La otra anécdota es aún peor. “Me dice que si quiero beber algo. Le digo que si tiene, le agradezco un café. Me dice que no, que me da un té porque las cápsulas de café son más caras que las bolsas de té. Todavía no me he recuperado del shock”.

Y así continúa todavía con algunas anécdotas más de amigos e invitaciones que no lo son.

Entonces pasa a otros momentos impactantes que ha sufrido en su experiencia en la hostelería. “La clienta que después de tomarse un trozo de pizza pidió que le añadiéramos un ingrediente extra y al llevarle la cuenta pidió que quitara 40 céntimos que correspondían al trozo de pizza que se había comido antes de pedir el ingrediente extra”.

Aún cuenta otra más triste. “La pareja que vino a cenar al sitio donde trabajaba y acabó con una cuenta de 40,75. Querían pagar a medias y acabaron discutiendo porque 0,75 céntimos no se puede dividir entre dos y ninguno de los dos quería ser el que pagara 1-2 céntimos más. Imaginaos mi cara sujetando el datáfono”.

Amalia termina recordando que no todos los habitantes de ese país son tan agarrados, aunque sí la mayoría. “¿Son todos los holandeses así? No. ¿Son en general súper ratas? Sí. Individualistas y con la cabeza metida en el culo”.

Muchos tuiteros le dan la razón compartiendo anécdotas similares.