En 1998, el Tour saltó por los aires con la redada al Festina, cuando se descubrió la trama de dopaje del equipo francés. Aquel escándalo, con la detención de ciclistas incluidos y la incautación de un arsenal dopador, sacudió los cimientos del ciclismo, enfangado en el dopaje. Desde entonces, hubo Riis, Pantani, Landis, la Operación Puerto, la confesión de Armstrong, la operación Aderlass y otros muchos casos que sirven a modo de recordatorio. Un cuarto de siglo después, la puesta en escena la víspera del comienzo del Tour de Francia en Copenhague, cuando la policía danesa registró al Bahrain, la tercera redada en menos de un año al equipo, sirvió para girar el foco y observar el centro del escenario. 

Los investigadores, que revisaron el hotel, el autobús, los vehículos y las habitaciones de los ciclistas en una operación que comenzó a las 5.30 horas de la madrugada, no encontraron nada. Al menos así lo destacó el comunicado remitido por el equipo. Las pesquisas que desembocaron en Copenhague arrancaron tras las denuncias de varios directores de equipos franceses después de asistir a la exhibición de Mark Padun en el Dauphiné de 2021. El Bahrain, cuyo rendimiento ha crecido notablemente en las últimas campañas, está en el punto de mira de las autoridades antidopaje. Desde el episodio del Dauphiné, la policía persigue el rastro del Bahrain siguiendo las directrices de la Fiscalía de Marsella.

Entre el 27 y 30 de junio, Europol, en una operación coordinada con distintas policías, llevó a cabo una redada que completó 14 registros realizados en seis países: Francia, Bélgica, Croacia, España, Eslovenia, Italia y Polonia. En la operación fueron registrados distintos domicilios y propiedades de ciclistas y del staff del Bahrain con la intención de hallar evidencias del supuesto uso de sustancias prohibidas que mejoran el rendimiento. Según informa la BBC, fueron interrogadas tres personas, aunque se desconoce sus identidades. En las actuaciones realizadas en distintos países los agentes se incautaron de ordenadores, tablets, teléfonos móviles, discos duros y pendrives para ser estudiados con la intención de encontrar evidencias que demuestren un vínculo con el dopaje.

En Italia, los investigadores se apoderaron de distinto equipamiento electrónico, sustancias farmacéuticas y suplementos. En los registros realizados en Bélgica requisaron un ordenador y un móvil así como una cápsula con un contenido indeterminado en una de las casas registradas. En Polonia, la policía se incautó de aparatos electrónicos, así como de sustancias farmacéuticas. En Eslovenia, la operación que coordinó Europol incautó 412 cápsulas de una sustancia marrón indeterminada y de 67 cápsulas de un contenido de color blanco. Además, un móvil fue requisado en un registro domiciliario. En España fueron registrados domicilios y otras instalaciones. La policía se hizo con dispositivos electrónicos.

El Tour continúa rodando y deja Dinamarca para adentrarse mañana en Francia. En 1998 la carrera francesa finalizó desangrándose en medio de la polémica, con ciclistas, directores, masajistas y médicos en los calabozos. Hubo deserción de varios equipos que huyeron de todo aquello. Eso sucedió en 1998. El caso Festina dio a parar en la ciénaga en la que chapoteaba el ciclismo, revolcado durante años en la trampa con la EPO como eje gravitacional de una época muy oscura. En 2022 las autoridades antidopaje siguen la huella del Bahrain.