En poco tiempo, las freidoras de aire han conseguido abrirse paso hasta las cocinas de los hogares familiares. Las recetas que con ellas se pueden preparar van más allá, mucho más allá, de unas patatas fritas crujientes o unas pechugas de pollo en su punto. Muchas de sus funcionalidades se asemejan mucho a las de un horno. Se puede hacer desde unas magdalenas hasta gratinar unos canelones.

Pero una vez se llega a casa y tras desembalar la freidora hay que decidir dónde se pone. Su tamaño es grandecico, del tipo que una vez se coloca en un sitio ya no se mueve. No es de los que se guardan en el armario para sacarlos solo cuando se van a utilizar.

Patatas recién hechas en la cesta de una 'air fryed'. Freepik

Pero además necesita cierto espacio a su alrededor para poder trabajar con cierta comodidad, poder meter y sacar los ingredientes de la cesta, poder dejar la propia cesta o los recipientes en los que se va a llevar la bandeja a la mesa... Se trata de poder trabajar con seguridad sin que suponga un riesgo para nadie, entre ellos el de no dejar al alcance de los niños. Por ello es importante tener ene cuenta los siguientes aspectos:

En busca de espacio adecuado

Lo primero que hay que tener encuenta es el espacio, que se pueda abrir la bandeja sin que nada lo obstaculice. De la misma manera que la presencia de este aparato no obstaculice el acceso a otro aparato o armarios.

Parece obvio, pero la superficie sobre la que se coloca debe ser plana, horizontal. Cualquier inclinación puede hacer que se resbales, se desequilibre o que el aire caliente no se distribuya homogéneamente por todo el recipiente.

Ademas, el materia del que esté hecha la superficie de trabajo debe ser resistente al calor. La alta temperatura que produce una freidora de aire puede acabar dañando o quemando la mesa o la encimera. La madera o según qué plásticos pueden quemarse y el granito, agrietarse. Para estos caso se recomienda colocar debajo unas almohadillas, una tabla o una alfombrilla de silicona u otro material resistente al calor.

Una freidora colocada en un lugar bien despejado, pero hay que vigilar la encimera. Freepik

Ojo con poner la air fryed sobre la cocina. Con el uso mayoritario de vitrocerámicas y cocinas de inducción resulta tentador, es superficie plana y resistente al calor, pero no sería la primera vez que los botones táctiles se pulsan por accidente sin que nos demos cuenta. Si esto pasa, el desastre puede ser tremendo.

El calor que desprende la freidora también obliga a tener otras precauciones, como no ponerla encajonada entre otros muebles o en una esquina muy cerca de la pared. En este caso el calor desprendido tendería a acumularse y provocar grietas en las paredes. Además la falta de ventilación puede afectar directamente al aparato. Este el motivo por el que se recomienda que la cocina cuente con buena ventilación, además de para evitar que se acumulen olores.

No podemos olvidar que tenemos entre manos un aparato eléctrico, por lo que la humedad y las fuentes de agua deben permanecer alejadas por si acaso. Un cortocircuito puede quemar el aparato o algo peor. Igualmente es aconsejable desenchufar la freidora de aire de la toa de corriente. De esta manera se evitarán accidentes si se queda encendida por accidente. Aunque los diseñadores tienen cuidado con esto, los botones táctiles se activan fácil.

Errores que hay que evitar para que dure más

Una vez se le ha encontrado el espacio perfecto en nuestra cocina solo quedar empezar a aprovecharla al máximo. Pero para que no haya problemas hay que evitar una serie de errores o malas prácticas que acortarán su vida.

Una cesta demasiado llena supone un problema tanto para cocinar la comida como porque pueda entrar en contacto con la resistencia y quemarse todo. Freepik

El primer error, y el más extendido, es no leer el manual de instrucciones. En él se encuentra todo lo necesario para conocer el aparato, evitar problemas y trucos para su cuidado. Además ofrece modos de contactara con el fabricante para aclarar dudas.

Aunque se use poco aceite para cocinar con la freidora de aire, algo se usa, y además los alimentos sueltan su propia grasa y también otros jugos. Para facilitar la posterior limpieza, y en ocasiones evitar que se peguen al fondo, se suele cubrir el fondo con papel de horno. Es una buena idea pero hay que evitar poner el papel sin nada encima, cuando se precalienta la freidora, ya que puede levantarse con la corriente de aire y quemarse en la resistencia.

A la hora de poner el aceite, no hay que utilizar sprays de cocina con propulsores, sprays en aerosol o sprays antiadherentes de base química. Pueden dañar el revestimiento de muchas cestas y bandejas antiadherentes. Es mejor hacerlo con un pulverizador de aceite de calidad.

No hay que llenar la cesta de la freidora de aire. Por un lado, los alimentos tardarán más en hacerse y lo harán de forma desigual. Además, sobrepasar el espacio de carga puede hacer que toque la resistencia y estropearla o quemar el aparato.

No hay que salar los alimentos en la freidora. La sal sobrante se deposita mientras estén en la freidora de aire. La sal seca que se deposita en el interior y puede hacer que el revestimiento antiadherente se estropee. Hay que salar antes o después de pasar por la freidora.

A la hora de limpiar la cesta o el resto de la piezas, no hay que usar un estropajo metálico ya que pueden rayarlos y perder su función antiadherente. Lo más seguro es sumergirlo en agua jabonosa caliente unos 20 minutos y los pegotes casi saldrán solos.