El guitarrista Raúl Cantizano y los artistas audiovisuales Los Voluble (Pedro y Benito Jiménez) llegan al Flamenco on Fire con Zona acordonada una performance que definen como un espacio de juego y experimentación que huye del yugo de la pureza preestablecida al género para explorar la infinidad de oportunidades que ofrece la guitarra flamenca.

¿Qué va a encontrar el público en su espectáculo ‘Zona acordonada’.

–Raúl: Va a encontrar una propuesta de concierto de guitarra ampliada en muchos registros, trabajo con la guitarra preparada y le incorporo distintos dispositivos y mecanismos para conseguir otro tipo de lenguaje sobre el que trabajar lo flamenco. Esto está ampliado además con tres cámaras en escena y una proyección de Los Voluble.

–Pedro: Es un concierto de guitarra flamenca preparada y todo lo que hacemos Benito y yo va acompañando. Igual que un micrófono es una amplificación de un sonido nuestro trabajo con cámaras, imágenes y vídeo es una amplificación del trabajo que propone Raúl.

En ese proceso ¿interpretan una composición preestablecida o improvisan?

–Pedro: Es un trabajo de improvisación pactada. La mayoría de veces hay puntos de inicio y de final pero todo lo que ocurre en medio suele ser improvisación. Sobre todo en el trabajo de la guitarra, pero también en nuestro trabajo de acompañamiento vamos metiendo muchas cosas diferentes, nunca un concierto suele ser igual.

–Raúl: Para nosotros esa parte de riesgo es importante, ese vértigo y esa incertidumbre genera una tensión que hace que también se provoquen situaciones interesantes y sorpresas tanto del público cuando lo recibe como del que está interpretando en el escenario. Lo que nos gusta es jugar, tirarnos al vacío y que vaya derivando la actuación según la energía que uno vaya teniendo.

¿Es un concierto para todo el mundo o hay que estar preparado para disfrutarlo y entender sus múltiples dimensiones?

–Benito: Reivindicamos que sea un concierto para todo el mundo, apostamos por una experimentación no intelectual sino como una expresión del juego.

–Raúl: Creo que es bastante divulgativo y muy didáctico porque toda la ampliación de la guitarra se ve con las cámaras y nosotros planteamos preguntas en el escenario que lanzamos al público, las mismas que nos hacemos nosotros. Es como poner en tela de juicio qué es ese estándar de la guitarra flamenca y por qué no puede derivar hacia otro sitio, es una invitación a la búsqueda.

¿Os habéis encontrado a puristas del flamenco que ataquen o no compartan lo que hacen?

–Raúl: Realmente no. Evidentemente habrá personas que entiendan el flamenco como estructuras cerradas y no les interese, pero realmente no nos movemos en un territorio tan flamenco como para que se espere de nosotros eso. En todo caso lo hacemos desde el respeto y el amor al flamenco entendiéndolo desde nuestro punto de vista.

–Benito: Confiamos en las orejas y las mentes abiertas del público, que es bastante más impuro de lo que se supone que debe ser el flamenco.

–Pedro: Lo puro no es lo viejo, es lo que te sale de dentro y nosotros estamos ahí.

¿Está todo ya inventado en la música?

–Raúl: Conocemos lo que está inventado, lo que no está inventado no se sabe. Lo que sí sé es que la música, y el flamenco lo demuestra, es el cúmulo y la unión de un montón de influencias, una gran remezcla. No hay arte más bastardo que el flamenco porque se alimenta de todo lo que tiene a su alrededor, siempre ha sido adaptativo y ha ido incorporando todo, desde la farruca a la jota aragonesa. Por eso el flamenco no puede dar la espalda a las nuevas influencias, los nuevos medios y la nueva realidad. No lo podemos entender como un desarrollo lineal sino como algo que se expande por muchos sitios a la vez.

–Pedro: Lo que sí es verdad es que hay mucho olvido y desconocimiento y se piensa que algo es nuevo cuando en realidad se hizo hace 200 años.

–Benito: La electrónica, por ejemplo es algo que tiene sus añitos. Los primeros experimentos en la electrónica y el flamenco los hizo Val del Omar en los años 50.