“La poesía es la obstinación por formular lo inexpresable”. Así lo cree la poeta rumana Ana Blandiana, una de las voces femeninas más influyentes de la literatura contemporánea, que el domingo 16 de octubre protagonizará un diálogo en Baluarte con Viorica Pâtea y Jordi Doce, su traductora y su editor en español, respectivamente. Será a las 17.00 horas en Baluarte.

Blandiana (Timisoara, 1942) forma parte del grupo de escritoras/es que concibieron su vocación literaria como una forma de resistencia moral. En su día fue una destacada opositora al régimen de Ceaçescu, que encarceló a su padre en diversas ocasiones y la mantuvo a ella bajo vigilancia policial. Autora de 17 libros de poesía, dos volúmenes de relatos fantásticos, once de ensayos y una novela, ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales y sus trabajos se han traducido a 25 idiomas.

Sobre el papel de las/os intelectuales y las/os escritoras/es en el mundo convulso actual, Blandiana defiende que consiste en “cuidar mucho la definición de las palabras”. Entre ellas, la del término democracia, que, en su opinión, significa “el triunfo de la mayoría”. “Por eso votamos, para que la mayoría alcance el poder; lo que no significa que no deba cuidar y respetar los derechos de la minoría. Lo que no es posible es que una minoría se vuelva en contra de una mayoría”, dice.

También subraya que hay que velar por la definición de Europa: “Es la que llevó a cabo los grandes cambios y no debemos olvidar de dónde procedemos”, a saber, “la filosofía griega, la jurisprudencia romana y el cristianismo”. “Y no nos tenemos que sentir culpables por eso delante de otros pueblos, sino ayudarles”, agrega. 

Compromiso

Acerca de su posición como escritora que desarrolla su trabajo en un tiempo y en un lugar, Blandiana manifiesta que cuando escribe “me expreso a mí misma y a la sociedad que me hace sufrir”. “Al fin y al cabo, la materia prima del arte es el sufrimiento”. A la vez, aclara que todo es relativo: “Creo que cuanta más represión y problemas hay en una sociedad, más ligado está el escritor a ella y no se puede permitir escribir más allá de lo real”. Sin embargo, si la situación social es normal, “es libre de escribir sobre lo que quiera”.

Más que de coraje para expresar lo inexpresable, la poesía es para la creadora rumana “la obstinación por formular lo inexpresable”. “La poesía moderna –posterior al siglo XIX– no utiliza o busca las palabras, sino que se protege de ellas. De hecho, es una forma de tranquilidad y de serenidad entre las palabras”, señala. Y apunta que esto no quiere decir que renuncie a su significado, más bien “busca el significado más allá de la lengua”. “El aura que los grandes poetas crean no es lo que relacionado con las palabras, sino con el misterio”.

Tres formas de salvar el mundo

Preguntada sobre ante qué debe alzar la voz la poesía en estos momentos, Ana Blandiana recuerda que hace dos meses ofreció una conferencia en la Universidad de Sofía, en Bulgaria, donde, además, recibió un doctorado honoris causa. El título de la ponencia era ¿Puede la poesía salvar el mundo? Para responder a esta cuestión, puso tres ejemplos. El primero se refería al papel que jugó la poesía en las cárceles de la Rumanía comunista. “Allí se vivía una situación única y absurda de tortura y sufrimiento físico. Sin embargo, una masa entera de presos escribía poesía. Aunque la mayoría no se dedicaba a la escritura; lo hacía para no enloquecer”. En aquel contexto, “donde el papel y el lápiz estaban prohibidos por el régimen”, hacían falta tres personas para crear un poema. “Uno lo creaba, otro lo transmitía por alfabeto Morse y otro lo memorizaba y lo recitaba”, cuenta.

El segundo ejemplo tenía que ver con “la importancia de la poesía en los últimos 30 años del comunismo, antes de 1989”. “Se ve en la tirada de los libros; a mí me prohibieron publicar tres veces, pero antes de que llegara la última prohibición publiqué un poemario que tuvo una tirada de 100.000 ejemplares. Hoy, no supero los 5.000”, comparte. Esta historia está intrínsecamente relacionada con lo que ella misma comentó minutos antes sobre la ligazón de un escritor con su sociedad si esta vive sumida en la represión.

Por último, el tercer ejemplo: los festivales de poesía. “Antes de la pandemia, se habían incrementado exponencialmente en toda Europa”. ¿La razón? “Es una reacción contra el consumismo”, afirmó la poeta. Existe hoy, opinó, “un sentimiento común de que no tiene mucho sentido trabajar cada vez más para ganar cada vez más”. “Las personas necesitan una especie de espiritualidad. Quizá Malreaux se refería a esto cuando dijo que el siglo XXI será espiritual o no será”, terminó Ana Blandiana, cuya respuesta a aquella pregunta es claramente un sí.