CONCIERTO DE BICHO Z & BOCANADA

Fecha: 28/10/2022. Lugar: Sala Tótem. Incidencias: Muy buena entrada para el último concierto de la gira El despertar de las fieras, de Bocanada. Actuó primero la banda riojana Bicho Z. Bocanada son Martín Romero (voz), Juanito Lorente (guitarra), Rupi (bajo) y Pepo (batería).

El cuarteto Bicho Z fue el encargado de romper las hostilidades. El cantante, Víctor, lucía camiseta de Elvis en la Sun Records, pero su música poco tenía que ver con el rockabilly primigenio del de Tupelo; en el día en el que Jerry Lee Lewis abandonó el edificio, los de La Rioja ofrecieron una descarga rápida y potente de su rock callejero. Mucha distorsión en las dos eléctricas, perfectamente cimentadas por bajo y batería. Sonido pétreo y aguerrido que fue como echar, tomando prestado uno de sus títulos, sal a la herida. La Tótem presentaba ya un buen aspecto, con bastante público que había acudido antes para ver a la banda invitada, como agradecieron una de las veces que se dirigieron a la parroquia. Hay que anotar en su haber, además de un puñado de canciones con pellizco eléctrico, la capacidad de conectar con una sala que, mayoritariamente, no había acudido para verlos a ellos. Concluyeron su parte con Camino y Metacrilato, en las que no bajaron ni un solo ápice la intensidad. Como despedida, una sorpresa: Agradecido, de Rosendo, con Kutxi Romero.

Intensidad, decíamos. Esa sería la palabra más adecuada para resumir el concierto de Bocanada. Pocas presentaciones necesita este grupo, imbatible en sus discos y absolutamente inalcanzable en directo. Si es en el escenario donde la banda alcanza su máximo esplendor, habría que precisar que en salas el resultado es mucho más impactante que en recintos de mayor aforo. Lo de la Tótem fue una exhibición de fuerza, con el trío instrumental sonando como un cañón y Martín Romero demostrando tener la misma piedad que el huracán más salvaje, solo que en esta ocasión no hubo damnificados, sino cientos de seguidores recibiendo con felicidad la sacudida. El cantante salió con una camiseta de los Red Hot Chili Peppers, aunque poco le duró puesta; en la primera canción ya se la rasgó y quedó a pecho descubierto. En cualquier caso, Anthony Kiedis y los suyos, que tienen fama de moverse sobre las tablas, parecerían auténticas estatuas al lado de Martín Romero, que saltó, gritó, corrió, susurró, bailó, sudó, se arrastró por el suelo... No paró y no permitió que nadie parase, arrastrando al público en su desenfreno y convirtiendo la sala en una auténtica olla a presión.

Esa pasional entrega fue fundamental para el buen desarrollo del concierto; las canciones hicieron el resto. Los de Berriozar estaban despidiendo la gira de su último disco, Ahora que los leones duermen, y este trabajo tuvo bastante peso en el repertorio (Golpe de mar, Siete leguas, Pedernal, A coces…), demostrando que sus composiciones más recientes ya se han hecho un hueco entre los viejos clásicos. También de estos hubo, por supuesto. Un concierto de Bocanada no se entendería sin canciones como Huele a muerto, Como los ratones o Campo a través. Añadan a la ecuación tres colaboraciones de altura (Aarón Romero, Kutxi y Abel, antiguo componente del grupo), y el resultado no podrá ser otro que el que fue: una noche de entrega y pasión.