Amaia, el personaje principal de la ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa, Cinco lobitos, es una madre primeriza, incapaz de conciliar su trabajo con su nueva situación familiar y, de repente, cuidando también a su madre enferma y ocupándose de las tareas domésticas. ¿Una película sobre la maternidad? No. Es mucho más. La cineasta vasca reflexiona en la cinta sobre los roles familiares, la conciliación, la maternidad y el cuidado de los mayores. 

Estrenada en el Festival de Berlín, la película fue también la gran triunfadora del Festival de Málaga, con ocho premios y fue preseleccionada a los Oscar. Acapara también junto a los filmes As Bestas y Cerditas las candidaturas a los premios Feroz y parte como una de las favoritas a los Goya con once nominaciones, entre las que se incluye la mejor película, mejor guion y mejor dirección novel.

No se puede quejar de todo lo que le ha traído el 2022. 

Ha sido una aventura mágica que empezó muy pronto para mí porque Cinco lobitos se estrenó en febrero en Berlín y tuvo ya un gran éxito. Tengo además la sensación de que he recibido mucho cariño del público, de la crítica, y de los compañeros y compañeras del cine. Cuando he digerido un poco el éxito, me he dado cuenta de que soy una privilegiada. Veo a otros amigos lo que les está costando abrirse camino; no es fácil levantar una película. A mí me costó cinco años. 

Su película incluso fue preseleccionada para los Oscar. Estuvo a punto de ir a Hollywood...

No me esperaba que me pasara esto con mi ópera prima. Y, al mismo tiempo, es muy importante para que el público vaya a verla, porque al final las películas se hacen para que lleguen a los espectadores. El reconocimiento de los compañeros de la academia ha sido muy especial porque soy recién llegada, soy novata. Me hace mucha ilusión además que estén nominados a los Goya los cuatro protagonistas de mi filme, Laia Costa (actriz protagonista), Mikel Bustamante (actor revelación), Susi Sánchez (actriz de reparto) y Ramón Barea (actor de reparto).

"La película nació de mi experiencia y viviencia personal, de mi maternidad. Pero a mí no me ha ocurrido esta historia tal cual

Comenta que ha tardado cinco años en sacar adelante este proyecto. ¿No encontraba financiación?

Levantar una película, en general, no es fácil y una primera no diré que es casi imposible pero sí muy complicado. Una directora novel no deja de ser una incógnita, nadie te conoce, es como saltarse a la piscina a ver si hay agua. No has hecho nada antes y tienes limitadas las opciones para sacarla adelante, han de confluir muchas cosas: hacerlo muy bien, en el momento adecuado, un poco de suerte... Tardé en encontrar la historia por la que quería apostar y pelear por levantarla, pero una vez que la tuve, lo más complicado fue encontrar productores que apostasen por mí y conseguir la financiación. Afortunadamente, nos hemos juntado cuatro productores estupendos. 

¿Por qué cree que ‘Cinco lobitos’ ha tenido tanto éxito?

La gente ha conectado con la historia y con el retrato que se hace de lo cotidiano, de aquello que vemos y vivimos día a día en nuestras vidas,

Hay pocas películas que aborden este retrato de la maternidad con tanta naturalidad.

Todavía estamos abriendo caminos, nuevas puertas y estamos descubriendo que hay muchos más puntos de vista sobre la maternidad, lo que genera muchos relatos distintos. Y siento también que lo cotidiano no lo ponemos en valor porque la narrativa sobre la maternidad ha estado marcada un poco por lo épico, la adrenalina y las emociones fuertes. Queda un mundo cotidiano por explorar donde pasan cosas muy humanas y universales.

Su película está dedicada a Daniel, su hijo de siete años. ¿Su nacimiento fue el desencadenante de esta aventura?

Su nacimiento cambió algunas cosas y también la visión que tenía sobre ciertos aspectos. Empecé a fantasear con este personaje, una madre de mi generación a la que las circunstancias le obligan a vivir una vida muy similar a la de su madre y sobre cómo afectaba esto a las relaciones familiares. Cinco lobitos parte de mi experiencia y vivencia personal, de mi maternidad, de entender todas las cosas que estaban cambiando y de cómo cambiaba mi relación con mis padres y con la familia. Incluso a nivel generacional, cómo mi modelo iba a ser distinto al que yo había vivido en casa, y al mismo tiempo de cómo mi generación estaba un poco perdida en esto. Pero a mí no me ha ocurrido esta historia tal cual. Pero claro, soy del País vasco, tengo unos padres de una determinada edad, he tenido un hijo... Hay cosas que suenan.

¿Cuánto hay de vocación de retrato generacional y social en la película?

Cuando escribía la historia, quería hacer un retrato generacional, que si alguien viniera dentro de 20 años y la viera entendiera cómo estaban pasando esas cosas y por qué pasaban. He descubierto que había más Amaias de lo yo pensaba, sobre todo por la estructura patriarcal que arrastramos. Es una causa más que afecta a las mujeres, pero que pasa un poco invisible. Tenemos muy normalizado que son ellas las que hacen el trabajo y además, es un trabajo que no se remunera, que no está valorado. Ese es otro problema porque si no pones algo en valor, ¿quién lo va a reconocer? El otro día estaba en un coloquio organizado por unas asociaciones de mujeres y alguien se refirió a Amaia como un personaje que no trabaja. Por supuesto que trabaja, en casa. No lo tenemos asociado como un trabajo y es duro e imprescindible. La gente que cuida no puede dejar de cuidar, le lleva las 24 horas del día. 

¿Tuvo claro desde el principio que quería contar con este reparto?

Hablando con los productores les propuse los nombres de Ramón (Barea), Laia (Costa) y Susi (Sánchez) y fue maravilloso que los tres pudieran. Fue una primera intuición muy fuerte. A Mikel nos costó más encontrarlo porque no le conocíamos, tuvo que hacer más castings, aunque tengo que decir que lo vi bastante claro desde la primera prueba. Me hace mucha ilusión que esté nominado como mejor actor revelación a los Goya. En el caso de Laia hubo cosas que cuadraron muy bien, cuando me dijo que sí al proyecto, hace tres años, estaba embarazada, iba a ser madre por primera vez. Y, justo cuando terminó su primer año de maternidad, comenzamos a rodar. Todo se cuadró. Fue una experiencia que sumó, que ayudó mucho para preparar su personaje.

A pesar de estrenarse en un momento de incertidumbre, ‘Cinco lobitos’ ha tenido muy buena taquilla...

Todo el mundo comenta que no han sido las cifras de hace tres o cuatro años. pero dentro de ese contexto, la película ha funcionado muy bien. Han sido los espectadores los que nos han hecho la campaña publicitaria de boca a oreja, han acogido la película con mucho cariño. Y algo que ha pasado y me ha parecido muy bonito es que la gente ha vuelto a verla con su madre o con alguien de la familia.

¿Qué le pide a 2023? ¿Está nominada al Goya como mejor directora novel...

Yo no pido nada porque siento que ya me han traído todo lo que podía pedir y más. Por supuesto, me haría mucha ilusión ganar un Goya y que lo ganara mi equipo pero es verdad que nos han pasado tantas cosas buenas este año, que estoy muy feliz.  

¿Ha encontrado ya una nueva historia para llevarla al cine?

 Estoy escribiendo una que ojalá sea el segundo proyecto que dirija, pero todavía es pronto para hablar de él.