¿Qué pasos hay que dar para escribir una novela? ¿Cómo publicarla? ¿Cómo se crea un personaje? Son algunos de los interrogantes que Ana Ballabriga Navarro intentará despejar estos días en el transcurso de los tres talleres que ofrece en la 9º edición de Pamplona Negra. La diversidad define la trayectoria del tándem literario que la autora forma con David Zaplana. Su último título, El deseo eterno (Premio Auguste Dupin de la editorial Distrito 93) aborda el tema de las violaciones grupales por sumisión química.  

PREGUNTA: Una de las cuestiones que va a abordar en el taller tiene que ver con cómo llegar a publicar una novela. ¿Cuáles diría que son los puntos clave de este proceso? 

R: –La barrera principal es que los escritores que comienzan no tienen ni idea de cómo funciona el mercado editorial. Lo digo porque muchas veces amigos y personas que vienen a los talleres me preguntan si para publicar hay que pagar. Este mundo se ha hecho tan complejo que es difícil de entender. Y la otra cuestión fundamental es tener claro por qué quieres publicar. 

P: ¿A qué se refiere? 

R: –Pues a la gente que dice que solo quiere ver su libro publicado y no le importa vender. Si vas con esa propuesta a una editorial, no te va a publicar porque la editorial sí quiere vender, evidentemente. Si quieres tener una trayectoria larga, tus objetivos serán unos; si lo que quieres solo es tener tu libro publicado, pues igual tienes que buscar otras opciones. Porque sacar un libro, con todo el esfuerzo que supone, solo para que lo compren tus amigos o para que hagas una presentación en un centro cultural o en un bar con el que tengas confianza no compensa. 

P: Lo normal es que quieras compartir tu trabajo, que te lean.

R: –Claro. Con una novela o un ensayo lo que estás haciendo es comunicar y para lograr ese objetivo tiene que haber un receptor. Otro de los errores más habituales en el proceso de publicar es que los escritores a veces no somos conscientes de qué escribimos realmente y creemos que escribimos mejor de lo que lo hacemos. Y luego están los que tienen el síndrome del impostor, es decir, que escriben muy bien, pero tienen muchas inseguridades. Así que lo importante es saber qué se quiere y tener las cosas y los objetivos claros.

P: Últimamente da la sensación de que se publica demasiado. 

R: –Es que se publica demasiado. El sector editorial está inmerso en una especie de huida hacia delante. Las editoriales en general apuestan por unos pocos libros de su catálogo cada año y el resto de títulos vienen a rellenar el espacio de manera que no lo ocupen otros sellos. Luego hay que tener en cuenta que esto es un poco como jugar a la lotería, nadie sabe qué va a funcionar, por qué un libro se va a convertir en un súper ventas o en un ventas aceptable. Las editoriales van probando y seguramente por eso se publica demasiado. 

P: ¿En su caso, dieron muchas vueltas antes de que recibir una respuesta positiva por parte de una editorial? 

R: –Al principio estábamos muy desinformados. Como le pasa a mucha gente, teníamos una visión idealizada de lo que es el mundo editorial. Cuando terminamos nuestra primera novela, fuimos a ver a un editor que tenía su oficina tres calles más allá de donde vivíamos. Y cuando nos dijo que no, no sabíamos qué hacer con ese manuscrito. Nos dijimos ‘si este señor que vive aquí cerca, que publica en Cartagena no nos publica, ¿quién nos va a querer publicar?’ Nuestro error fue no informarnos. Hemos aprendiendo a base de errores, como se aprende normalmente.

P: A pesar de todo, con la publicación no acaba nada, sino que empieza otro proceso. Y es que esto no solo consiste en que te publiquen, sinofundamentalmente en que te lean para seguir en la rueda editorial. 

R: –Esa es la parte más complicada. Y en parte el problema es lo que comentábamos de que se publica demasiado. Amazon también ha contribuido a que este mundo se vuelva más complejo con todo el tema de la autopublicación. Cuando aterrizaron en España estaban encantados de que se publicaran cuantos más libros mejor, porque con que solo vendieras a tus amigos y familiares, ellos ya ganaban dinero. Tú no, pero ellos sí. Entonces empezó a publicar muchísima gente, lo que generó muchísimo ruido editorial. Y con todo ese ruido, ¿por qué se van a fijar en tu libro? Es una gran dificultad. Lo que tienes que hacer es crear una comunidad de lectores.  

P: ¿Cómo se consigue?

R: –Yo no soy empresaria, pero el mercado editorial funciona como cualquier otro negocio. Lo más difícil es generar la primera venta. A partir de ahí, si ya te conocen y has generado una comunidad, esa gente te comprará. Es normal que las editoriales apuesten por influencers, por gente conocida y nombres que venden mucho. Contra eso, los escritores que estamos a nivel medio o bajo no podemos competir, y lo tenemos que entender porque es su negocio. Nosotros lo que tenemos que hacer es crear esa comunidad de lectores. Y para eso hay que es escribir bien, no desanimarse, estar siempre presente y seguir tu camino. No hay fórmulas mágicas. 

"Vivimos en una sociedad polarizada, y cuantos más temas conflictivos metas en tus libros, más te arriesgas a que los lectores te rechacen"

P: ¿Se trata de encontrar lo que te diferencia? 

R: –Sí. Y eso que te diferencia puede ser la forma de escribir, pero también tu personalidad. Por ejemplo, hace un tiempo que veo que un escritor concreto está muy presente en la prensa, no tanto por su calidad literaria, sino por las cosas impactantes que le han pasado. Eso genera titulares y noticias. Es decir, muchas veces se usan distintas vías para llegar al público y conseguir que te compre el libro. Funcionan muy bien la radio y la televisión, la prensa creo que está en un momento en que tiene que encontrar su sitio y las redes sociales están un poco mitificadas.

P: Desde fuera, escribir a cuatro manos parece especialmente difícil, ¿dónde está el truco para que funcione? ¿Desde el principio tuvieron claro que iban a escribir siempre juntos? 

R: –No teníamos claro nada. Surgió de una manera muy orgánica. David y yo nos conocimos en la universidad. Él estudiaba Telecomunicaciones y yo Psicología, empezamos a salir y en aquellas noches maratonianas... de estudio (ríe), nos íbamos a dar un paseo por Blasco Ibáñez –estudiamos en Valencia– para oxigenarnos un poco y el tema de conversación era una idea que tenía David. Él fue quien realmente inició todo esto. Me había pasado ya relatos suyos, es muy buen relatista, y yo le decía lo que me gustaba y lo que no, le proponía cambiar algún personaje, alguna situación... Empezamos así, de esta manera espontánea, no había un plan predeterminado. Es posible que pudiéramos escribir con otras personas... O no... Hay una cierta percepción negativa del acto de escribir con otras personas. 

P: ¿Por qué? 

R: –Hay gente que considera que eso no es arte. No pasa lo mismo con el mundo del cine, ya que normalmente una película se crea entre varias personas; o de la danza, el teatro o una performance. Pero en el mundo de la literatura todavía tenemos esa idea que nace en el romanticismo que tiene que ver con el escritor solitario y su universo personal. Y esa idea entra en colisión con el hecho de que escribas con otras personas. Parece que tengas que vivir tu propio tormento y no lo puedas compartir con otra persona. Sin embargo, para mí todo es cuestión de las decisiones personales que tomas. De la misma manera que yo decido compartir casa, decido con quién escribo, y no podría escribir con cualquiera. 

P: ¿Tiene ventajas? 

R: –Yo creo que sí. Siempre se dice que el oficio de escritor es muy solitario, y de esta manera puedes compartir y tienes tu primer filtro. Este oficio consiste en tomar decisiones todo el tiempo, hay muchas incertidumbres, sobre la trama, los hitos, el personaje, el final... Y cuando tienes la retroalimentación de otra persona en la que confías y que sabe tanto como tú de ese proyecto, sientes más seguridad durante el proceso. Estás más acompañado. Para mí forma parte de mi vida. Nosotros vivimos juntos, tenemos hijos, escribimos juntos... Es una faceta más de mi relación. 

P: Hasta la fecha han publicado ocho novelas y, aunque todas han tenido el misterio como eje central, lo cierto es que son muy variadas. Hay domestic noir, romantic noir, aventuras, fantasía... ¿Cada historia les pide un subgénero diferente?

–Tanto David como yo hemos leído mucho desde pequeños. Yo vivía en un pueblo muy pequeño y la lectura era un refugio. En el caso de David, su padre era muy cinéfilo y un gran lector. Y cuando nos juntamos, había algunas cosas que para cada uno eran importantes. Quizá a David le gusta más el tema del thriller e incluso el terror, y a mí me interesan mucho las relaciones familiares. Por eso en todas nuestras novelas encuentras ese misterio que arrastra toda la trama, pero también muchos temas relacionados con las familias. Esas son las bases, y a partir de ahí es como si a ti te gusta vestir de azul pero luego te pones un abrigo verde o una capa negra. A nosotros nos pasa igual. Cuando escribes una novela, como te vas a pasar mucho tiempo trabajando en ella, más vale que elijas una historia que te guste, pero dentro de eso nos llaman la atención los temas de actualidad que nos dicen qué está pasando en nuestra sociedad. Porque escribir y publicar para nosotros es una forma de comunicarnos y de posicionarnos ante el mundo.

"Escribir con otra persona tiene ventajas; compartes tu trabajo con alguien en quien confías y te sientes acompañada"

P: En cuanto a temas de actualidad, su última novela, ‘El deseo eterno’, aborda uno que aquí, en Pamplona, conocemos bien desafortunadamente. Y es el de las violaciones grupales a través de la sumisión química. ¿Por qué decidieron meterse en un tema así de complicado y controvertido? 

R: –La novela surgió hace ya unos años cuando fuimos a la Semana Negra de Gijón. Allí conocimos a Mariti Pereira, que preside la Federación de Asociaciones de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género, y nos contó que las peores agresiones que les tocaba tratar eran las violaciones por sumisión química. Nos dijo que si ya en otros casos era complicado que la víctima fuera creída, en estas mucho más. Y nos comentó que en las zonas de playa, donde hay mucho turismo extranjero, se producen mucho este tipo de ataques. Nos impactó mucho y decidimos escribir sobre este tema. Ubicamos nuestra novela en Ibiza. Los agresores suelen elegir a víctimas menudas, fácilmente manejables, y usan sustancias como la burundanga, que hace que la mujer pueda seguir moviéndose y obedecer órdenes sencillas. Y muchas veces escogen a extranjeras porque a la hora de pedir ayuda y denunciar están más perdidas. Los agresores son malas personas, pero no son tontos.  

P: ¿Le sirve su formación de psicóloga a la hora de construir a los personajes? 

R: –Creo que estudié Psicología porque ya me interesaba mucho cómo eran las personas y cómo funcionaba el mundo. Y sigo teniendo esa curiosidad. El hecho de escribir me ayuda a entender cómo funcionan la mente humana y las relaciones sociales. 

P: ¿Y le parece que la novela negra es hoy en día la que más crítica o crónica social nos ofrece? 

R: –Habría que diferenciar, pero sí que creo que la novela negra debe ser un género crítico. Si no lo es, para mí no es novela negra. Claro que hoy en día se califica de novela negra a muchas historias que no lo son. Escribir una novela en la que se defiende que está mal que se maltrate a las mujeres está claro, sobre eso hay consenso y no abre ningún debate. Y opino que la cultura debe abrir debates. Cualquier manifestación cultural debe coger la realidad, procesarla y devolverla a la sociedad para que se produzca un diálogo. Por otro lado, vivimos en un momento de tanta polarización que cuantos más temas conflictivos metas en tus libros, más te arriesgas a que parte de los lectores te rechace. Hay determinados escritores y escritoras que no están dispuestos a asumir ese riesgo; no les interesa. Sin embargo, la labor de la literatura debe ser esa. Para mí la novela negra debería contener una crítica social, dejando claro, eso sí, que una novela en primer lugar debe ser entretenida. En mi tiempo de disfrute yo no leo algo que me aburra. Es básico.

P: Hasta la fecha no han escrito ninguna saga, lo cual casi es raro en el momento actual.

R: –Lo intentamos con Rose Black, pero no continuamos. No es un tema que me atraiga demasiado, lo que me gusta es que cada historia me suponga un reto. Y eso que, en una buena saga, si está bien hecha, como escritor tienes que ir ofreciendo detalles nuevos de los personajes en cada entrega. Pero en principio a mí me encanta cambiar de decorado, de personajes... Soy inquieta en ese sentido y a David le pasa lo mismo, por eso nuestras novelas son tan diversas.

TERCERA JORNADA DE PAMPLONA NEGRA, MIÉRCOLES 18 DE ENERO

  • Blue Jeans en el Planetario. A las 12.00 horas, Blue Jeans protagonizará un encuentro con cerca de 200 alumnas/os de institutos de la ciudad. Posteriormente, hará entrega de los galardones del I Premio de Relato Corto que convoca el festival. Las ganadoras fueron June Aguirre Andueza, en euskera, e Iranzu Leceta Elvira, en castellano. Las finalistas en ambas categorías fueron Maider Nanclares Ochoa y Uxue Fernández Alzórriz, respectivamente. 
  • Novela nórdica. El miércoles será el de la novela noruega. A las 18.00 en Baluarte, participarán en una mesa Jørn Lier Horst y Helene Flood. Les moderará Salva Alemany.
  • ‘Holmes’. Mona León Siminiani, Pepe Viyuela y Enrique Martínez desplegarán a las 19.05 horas en Baluarte una sesión del podcast Holmes.
  • De película. A las 20.15 horas se proyectará en Baluarte Expediente 64 (Los casos del Departamento Q, de Christoffer Boe, Dinamarca, 2018).