La Fundación Atena se fundó hace 22 años con un objetivo, “dar la posibilidad a las personas con discapacidad intelectual y de desarrollo de cumplir con el derecho del acceso al arte y a la cultura”, describe Arantza Garatea, gerente de la entidad. Así, su nuevo proyecto, Tu cuerpo, tu instrumento, permite a cualquier persona desarrollar música con sus movimientos corporales, ya sea bailando ya sea con la propia respiración.

“Cuando hablamos de movimiento no tiene porque ser uno de gran rango o de una amplitud excesiva, sino que pueden ser pequeños gestos como el parpadeo, y eso se traduce en sonido”, destaca Sandra Ayelo, representante del área artística y pedagógica de la fundación, porque incluso personas con grandes necesidades de apoyo son capaces de hacer música.

La herramienta tecnológica que permite este proyecto piloto, primero en el Estado, es el Motion Composer. Capta el movimiento de las personas y lo traduce en sonidos y música, de esta manera, a través de la transformación de las acciones de cada uno en música, el cuerpo se convierte en un instrumento, acercando el arte a todas las personas independientemente de sus capacidades y estudios musicales.

Y cuando en Atena escucharon sobre esta innovadora herramienta, que procede de Alemania, “vimos la posibilidad de que personas con grandes necesidades de apoyo que acuden a la entidad, gente que por su diagnóstico tiene un problema de expresión, que participa poco en su vida y ven que lo ellos hacen no cambia el alrededor, pues puedan entender que ellos también son capaces de intervenir en el contexto y cambiarlo”, observa Garatea.

Por tanto, el objetivo principal de este proyecto es mejorar la capacidad interactiva y relacional de las personas que tienen dificultades comunicativas y/o grandes necesidades de apoyo, incorporando la herramienta que favorezca el empoderamiento creativo y la accesibilidad en el arte musical. Además, también permite fomentar la consciencia corporal de las personas que acuden a la fundación, que son cerca de 150 y de las que ya han probado el aparato 40. “Hay personas que no son realmente conscientes de que son ellos los que crean esos sonidos, mientras que en algún caso sí que se manifiesta esa consciencia y juegas con eso”, detalla Ayelo, aunque también hay personas que, al usar el aparato, transmiten miedo.

Ainhoa Sueskun, del programa de compañía de la Fundación Atena, relata cómo mueve su cuerpo según los sonidos que se hayan elegido para el programa de la herramienta, pues pueden sonar desde tambores hasta, como en este caso, pájaros; “bailo como un pájaro en el cielo, en las nubes. Me lo pasó muy bien bailando, me siento con mucha energía”.

Tu cuerpo, tu instrumento surge también gracias a la ayuda tanto de la Fundación Caja Navarra y la Fundación La Caixa, mediante el programa Innova Social, como de la Fundación Once. En este sentido, José Ángel Andrés, presidente de Fundación Caja Navarra, reconoce que este proyecto es muy innovador “no solo porque emplea tecnología sino porque crea actividades para que personas con un menor rango de movimiento o que tienen un menor control de su propia percepción, puedan traducir sus acciones en música”.