Celos, desconfianza, educación, machismo, bullying, psicología, prejuicios... De todos estos temas y más habla la nueva película de Gerardo Herrero, que con esta propuesta, rodada íntegramente en La Fábrica de Gomas de Pamplona y sus alrededores, vuelve a la línea de trabajo de Las razones de mis amigos, El principio de Arquímedes o Los aires difíciles. El director aha acudido al estreno del filme en Pamplona junto a dos de las/os protagonistas, Eva Ugarte y Antonio Pagudo, y a otros miembros de un equipo en el que figuran profesionales navarras como la compositora Paula Olaz y la directora de arte Leire de Esteban, entre otras.

¿Qué es lo que le enganchó tanto de la obra teatral de Matías del Federico para querer trasladarla al cine?

–Pues que hablaba de muchas cosas. De la educación de los hijos, de las relaciones de pareja, de sexo, de los celos, de la aceptación de la mujer como un ser independiente del hombre, del control que unas personas ejercen sobre otras... Abordaba muchos temas y, además, lo hacía con humor y con dureza a la vez. Y eso me gustó. Sacaba cosas de las que uno normalmente no se atreve a hablar, aunque la mayoría de nosotros las pensamos. 

Pero la obra era más cómica y la ha llevado a un terreno más dramático, aunque no faltan el humor. 

–Más que cómica, la obra era más ligera. Yo opté más por el drama. Tiene humor, pero no tanta ligereza. Simplemente es otra mirada. Lo bueno que tiene esto es que, dependiendo de en qué manos caiga, un guión cambia totalmente. Yo he disfrutado muchísimo haciendo esta película. 

¿En qué sentido?

–Esta es una película básicamente de actores y según han pasado los años me doy cuenta de que lo que más me divierte es trabajar con los actores y que estén bien. En este caso he tenido la suerte de encontrar un elenco que se me ha entregado y yo me entregado a ellos. Por supuesto, es importante que actor actúe, pero también que sepa escuchar y en esta película esto se ha dado todo el rato. Hemos vivido un proceso creativo muy interesante, porque hemos rodado la película en orden, sabiendo hacia dónde iba el arco de los personajes en todo momento, lo cual es un lujo, porque muchas veces tienes que grabar en función de los decorados. Aquí como solo hay uno, hemos podido ensayar mucho antes de rodar las escenas.

En efecto, hay un solo espacio, La Fábrica de Gomas, y un solo tiempo, porque todo discurre en orden cronológico. Es una película muy teatral.

–Sí, pero, en lugar de ver la historia en plano general, que es como se ven las obras de teatro, quería que el espectador estuviera en el escenario. Quería que estuviera muy cerca porque la película va y viene todo el tiempo. La cámara se mueve mucho hacia los personajes, pero también contando muchas cosas con el fuera de campo.

Eva Ugarte y Antonio Pagudo han acompañado a Herrero en el estreno de 'Bajo terapia' en Pamplona. Iban Aguinaga

Usa el zoom en algunos momentos. 

–El zoom aparece en el tercer acto básicamente para contar el desconcierto y el descontrol de la situación. Se usa para subrayar algunos puntos, de la misma manera que se marca cómo llegan los personajes al lugar donde va a celebrarse la terapia. Algunos lo hacen juntos, otros por separado... También hay muchos otros detalles que no voy a desvelar. A lo largo del guión y de la puesta en escena he metido una serie de cuestiones para dar pistas y para que no parezca que me saco el final de la manga.

Volviendo a la interpretación. No cualquier actor puede hacer esta película. Es un trabajo de texto, de miradas, de gestos, de réplicas continuas, de cambios... 

–Yo voy mucho al teatro. Me gusta mucho. Ahí es cuando mejor ves el trabajo de un actor, en una interpretación de principio a fin. Buscaba actores que se involucraran en el guión. Y lo conseguí. Podía haber hecho la película en un solo plano porque todos se lo sabían. Dividí el rodaje casi como por los sobres que tienen que ir abriendo a lo largo de la terapia. Filmaba planos muy largos, pero desde distintos puntos de vista, de manera que tenían que saber en qué carta nos encontrábamos en todo momento y, además, darle matices. Hacíamos muchos ensayos, pero pocas tomas.

¿Hasta qué punto hubo improvisación?

–Bastante, pero controlada. Ellos aportaron cosas inesperadas sobre todo en miradas, en gestos, en intenciones, en cómo decían las cosas... 

Tiene varias películas centradas en las relaciones interpersonales, ¿es uno de los temas que más le gusta tocar cuando dirige?

–Tengo una línea de trabajo que, no te creas, me cuesta mucho seguirla, porque lo que me compran mucho son los thrillers, pero estas películas no. Un productor tiene que vender el proyecto antes de hacerlo, tiene que encontrar el dinero en el mercado. Y si voy con un thriller, no me cuesta tanto como cuando voy con una película más social como es esta. Bajo terapia la he hecho a riesgo puro. No tenía más que una pequeña ayuda del Gobierno de Navarra y de los inversores fiscales de aquí. Ahora ya he conseguido venderla a Movistar y hay otra plataforma que también la quiere, pero al principio no tenía ni ayuda del ICAA. Y yo quería hacerla a cualquier costa.

¿Por qué?

–Por la libertad. Me enamoré de la historia y quería contarla. Claro, también contaba el hecho de que era una película barata. Esto no se puede hacer con una de espías.

La película se estrena en cines, nada de ir directamente a una plataforma.

–Yo intento siempre ir al cine primero. Quiero que mis películas vayan a una plataforma porque así las ve mucha gente, pero no que vayan directamente ahí. Hay que dar la oportunidad de que se vean en cine, luego ya acabarán en las televisiones.

La película cuenta con unos cuantos profesionales navarros en el equipo técnico.

–En esta película ha habido un montón. Hoy (por el viernes) venía en el tren la directora de arte, Leire de Esteban, que ha pasado la noche rodando, pero quería estar en el estreno. Más de la mitad del equipo de Bajo terapia es navarro. Se nota que aquí cada vez hay más profesionales del cine.

¿Y Tornasol va a seguir teniendo oficina de producción con sede en Navarra o la han cerrado?

–No, no hemos cerrado la oficina para nada. Participamos con otras empresas en el Centro Navarro de Producción, que tiene su vida propia, y, si podemos, vamos a seguir rodando aquí. Nunca sabes lo que vas a hacer ni qué dinero vas a encontrar para hacer tus proyectos, pero, si puedo, seguiré rodando en Navarra. No depende solo de mí, sino de que se consiga encontrar el dinero, pero hace ya seis u ocho años que trabajo aquí y siempre he estado muy a gusto. Navarra tiene una gran diversidad de paisajes y Pamplona es una ciudad muy cómoda y relativamente silenciosa, lo cual es muy bueno para grabar. 

¿Sabe cuál será el siguiente proyecto que rodará aquí?

–Seguramente será una serie de televisión.