Durante la etapa más dura de la pandemia de la Covid-19, cuando la población estaba confinada para hacer frente al virus, Murcia fue la primera comunidad española que estableció la caza como una actividad esencial, dada la vital importancia que la labor de los cazadores posee en múltiples factores del medio ambiente. Esta circunstancia es algo que le gusta resaltar al presidente de la Federación de Caza de Murcia, Francisco Bastida, porque supone el punto central del objetivo que debiera perseguir la caza hoy en día, dentro de los numerosos retos que tiene por delante. Y es también el principal mensaje que caló durante la celebración, el pasado 11 de marzo en Lorca, del IV Congreso de Conservación, Caza, Cultura y Deporte.

Con la participación de más de 250 expertos en la materia, entre docentes, investigadores, científicos, profesionales, autoridades relacionadas con la caza…, el evento se dividió en diversas temáticas, pero todas giraban en torno a un propósito que lanzó el presidente federativo de Murcia al inaugurar el acto: “Abrir el camino para el cazador del siglo XXI”, con una necesaria actualización para superar el estancamiento en el que, a su juicio, está inmersa la actividad cinegética desde hace 25 años.

El congreso contó también en su inauguración con los discursos de otras autoridades, como el presidente de la Real Federación Española de Caza, Manuel Gallardo, el presidente de Murcia, Fernando López Mira, el secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Fernando Miranda, o el alcalde de Lorca, Diego José Mateos. Sin embargo, el peso central lo llevaron las mesas redondas, en las que se abordaron temas como la ciencia en la caza, la mujer en el mundo rural y la caza, y la caza en el deporte. También relevante fue la ponencia del presidente de la Federación Europea de Caza y Conservación (FACE), Torbörn Larsson, que habló sobre la importancia de este grupo de presión en la política comunitaria.

En su turno de palabra, Bastida reclamó que hay que luchar para conseguir el fin de la criminalización de la actividad cinegética y de los cazadores. En su opinión, esa fue la conclusión fundamental de un congreso en el que hubo más de tres centenares de personas que se quedaron en la lista de espera, sin poder acudir, debido al aforo limitado. “Debemos empezar a normalizar el hablar de caza abiertamente, ya que no podemos estar ocultándonos ni tener miedo de lo que opinen los demás”, resalta al recordar el evento, en el que se puso encima de la mesa que la caza tiene que ser una actividad esencial y así debe ser respetada por toda la sociedad.

En palabras de Bastida, el reto más acuciante que tiene la caza es el relevo generacional. “Estamos muy preocupados por este tema. En Murcia, por ejemplo, el 60% de los cazadores tiene más de 70 años, y la media de edad es de 57”, alega. Por esa razón, una de las mesas redondas del congreso se basó en resaltar el papel de la mujer. “El presente de la caza pasa por conseguir que la juventud y las mujeres entren también en este mundo”, expone, al tiempo que rememora que otras federaciones autonómicas ya llevan tiempo acudiendo a los colegios para explicar a los niños qué es en realidad la caza, fuera de los mitos y de las falacias del enfoque animalista. “Hay que contar a los niños la verdad, que Bambi no habla, que el conejo no juega a las cartas con el zorro y que, en definitiva, la caza ejerce una labor importantísima en el medio natural”.

La incursión que ha hecho el animalismo dentro de las instituciones fue, de hecho, otro de los temas en los que se hicieron hincapié durante varias de las intervenciones. El presidente de la Real Federación Española de Caza, por ejemplo, alertó de que se trata de un problema global y de que, para combatirlo, hay que plantear una estrategia conjunta y establecer alianzas internacionales que permitan aunar esfuerzos en la defensa de la actividad cinegética.

En este sentido, Bastida va más allá y define la cuestión: “Es cierto que vivimos en una sociedad urbanita que, cada vez más, se distancia del mundo rural, pero el problema es que los cazadores hemos dejado que la caza se convierta en el patito feo de la sociedad”. Según manifiesta, todo el mundo opina de caza, aunque muchos no la entiendan ni sean conscientes de todos los beneficios que aporta a la naturaleza. Por otro lado, critica también la actuación de parte de la Administración: “Hay muchos funcionarios que se consideran animalistas y que utilizan su puesto de trabajo para atacar a la actividad cinegética. Y esa es otra de las batallas que debemos librar”.

López Miras, como parte de esa Administración, sí que confirmó, al menos, que el apoyo del Gobierno de Murcia a los cazadores se ha elevado en la presente legislatura, ya que, en los últimos cuatro años, el presupuesto de la región destinado a la caza se ha multiplicado por 17, pasando de los 28.000 euros a alrededor de medio millón. Además, subrayó que se redujeron las tasas y los precios de las matrículas para los cazadores. Todo con el objetivo de otorgar a la caza el papel que representa en el cuidado del medio ambiente, así como para tratar de posibilitar el relevo generacional dentro del colectivo.