Cuando tocan en Navarra, David de la Fuente (guitarra), Rubén Fernández (guitarra y voz), Chema García (bajo), Iván Butch y Txiki Marín (batería y percusiones), o lo que es lo mismo, Vuelo 505 juegan en casa. El sábado 3 de junio presentarán su tercer disco, Nada es tan urgente, en la sala Totem junto a Cobardes.

Vuestro disco anterior, No hay historias de fracaso, salió en 2018. ¿Qué habéis hecho desde entonces? 

–El disco anterior fue muy bien. Nos impulsó mucho grabar la canción con Pau Donés, hicimos muchos conciertos con Marea… Nos quedaba un último concierto de esa gira que no lo pudimos hacer porque nos confinaron. Luego hicimos cinco conciertos seguidos en la sala Stereo de Logroño, ya con la gente sentada y menos aforo, y se llenó las cinco noches. Ese fue el cierre de la gira. El batería se sentía muy cansado; todos estábamos cansados, fue una gira muy larga. Pero él lo estaba especialmente, a veces tenía problemas para sujetar las baquetas… Le hicieron pruebas y le detectaron ELA. Teníamos el nuevo disco a medio hacer, pero quisimos entrar a grabarlo de inmediato, porque esa enfermedad avanza muy rápido y queríamos que lo grabase él. La discográfica nos puso todas las facilidades, Kolibrí dejó todo lo que estaba haciendo y se puso a trabajar con nosotros. Nos ayudó mucho, no solo con la producción, sino también con los arreglos de las canciones, que estaban sin terminar.

El título del disco, ‘Nada es tan urgente’, hace referencia a la enfermedad del batería. A veces nos preocupamos por cosas que no tienen ni la menor importancia, ¿no?

–Sí. Siempre hemos compuesto música positiva, como muy bailable. Creo que este disco también lo es, pero desde la certeza de que la vida se nos va a acabar a todos. Queríamos transmitir las ganas de aprovechar, de disfrutar. El mundo gira a una velocidad excesiva y hay que saber encontrar el hueco para disfrutar de la vida, de los amigos, de tener una banda de rock… Subyace ese punto vitalista.

'Los sábados no duran hasta el martes' se grabó con la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Profesional Eliseo Pinedo, y los beneficios del vídeo van para una asociación de enfermos de ELA de La Rioja.

–Sí. Es la asociación VencELA, que la ha montado Iván. Fue a dar una charla Juan Carlos Unzué y les dijo a los enfermos que tenían que montar una asociación, porque La Rioja era la única comunidad autónoma que no tenía una. Es duro, te diagnostican una enfermedad y encima tienes que montar una asociación. Además, nunca crece el número de miembros; en España se diagnostican cuatro casos de ELA al día y fallecen otras cuatro personas al día por esa enfermedad. Grabamos esta canción con miembros del conservatorio porque yo estudié allí y tenía curiosidad por ver qué había sido de la gente que estudió conmigo. Mi ex profesor de guitarra, Carlos Blanco, hizo los arreglos de cuerda. En principio iba a ser una cosa sencilla, pero al final terminó grabando una orquesta entera, grabamos el vídeo y decidimos ayudar a la asociación. Es la canción a la que más cariño que le tengo.

"Nuestras letras no son tan banales como las típicas del rock, tienen dobles sentidos y significados más profundos. Este es un disco para comprar el CD y leer con calma el libreto"

El nombre del grupo salió de una canción de los Stones, lo recuerdo porque su sonido tiene una raíz clásica muy presente. 

–Es lo que hemos mamado: AC DC, Rolling Stones… Un billete a cualquier parte, que grabamos el vídeo en Nueva York, tiene una afinación en sol y un sonido muy Keith Richards. No pretendemos que suene así, nos sale de manera natural. No somos muy aficionados al indie, tenemos más querencia por lo clásico. Yo creo que el rock, a diferencia del indie, se puede bailar. Y nuestro disco se puede bailar. El rock es más divertido. Quizás nuestras letras no son tan banales como las típicas del rock, tienen dobles sentidos y significados más profundos. Este es un disco para comprar el CD y leer con calma el libreto.

'Cuando los ratones tengan siete vidas' tiene un trasfondo social. 

–Es una canción bastante política, sí. No hacemos música política porque la política lo ensucia todo. Pero esa canción, entre sus metáforas, tiene esa lectura.

Diría que la parte latina se ha diluido frente a la rockera.

–Nuestro primer disco tenía más canciones con guitarra española y eléctrica que solo con eléctrica, era el más latino. Yo venía de hacer flamenco y cosas que no tenían nada que ver con el rock. Cuando montamos la banda, yo aporté ese sonido. Ahora, sin buscarlo, no me apetece tocar la española, no veo dónde entra. Chema e Iván venían de una escena más hardcore. Con este disco hemos encontrado un equilibrio en el que los cuatro estamos cómodos. 

Kutxi colabora en ‘La tristeza de las cinco’.

–Esa canción tiene una historia bonita, porque estaba sin hacer. Rubén tenía alguna estrofa, y se nos ocurrió llamar a Kutxi para que nos echara una mano. Ha estado con nosotros desde el primer disco, que traía pan y chorizo para almorzar, pero era como de la familia, nos daba vergüenza pedirle que colaborase con nosotros, y eso que ha colaborado con todo el mundo. Le llamamos, pusimos un par de paquetes de tabaco y media botella de ron, y en nada la teníamos terminada. Fue increíble verle trabajar, la creatividad que tiene… Le salen las ideas a borbotones. Rubén, que es el que se encarga de las letras, siempre dice que le cuesta mucho escribirlas, y a Kutxi le sale el arte por todas partes. Lo bueno es que no ha tenido que hacer suya la canción, porque ha cantado las partes que escribió. Creo que tiene un encaje perfecto y nos hizo mucha ilusión.

Y el disco sale con un sello navarro, El Dromedario Records.

–Nuestro éxito es de Alen (Ayerdi) tanto como nuestro. Un tío que apuesta por una banda, encima de Logroño, con todos los grupos buenos que hay por aquí, y encima en un momento en el que nadie apuesta por ninguna banda. Hemos hecho una gira con Marea, nos han dado un trato exquisito: el mismo equipo, los mismos técnicos, los mismos camerinos… Intentamos devolvérselo haciendo las cosas lo mejor posible. El viernes pasado llenamos una sala de quinientas personas en Logroño y el éxito es de todos: de Alen, de Kolibrí… No lo digo para que lo pongas en la entrevista, lo digo porque es así. Nosotros no habríamos hecho nada sin su apoyo, les estaremos eternamente agradecidos.