En un párrafo

abló Infantino: “Si la Super Bowl se juega cada año, ¿por qué no un Mundial cada dos?”. Y le ha caído la del pulpo. Con razón. 1. Por comparar la final de una liga con un evento mundial. 2. Por comparar un partido con un torneo que dura casi un mes y en el que habrá selecciones que disputen hasta siete encuentros. 3. Por obviar el detalle de que los beneficios de la Super Bowl son para los clubes participantes pero los del Mundial, no. 4. Porque es cada vez es más evidente que la FIFA y las federaciones continentales intentan exprimir al máximo el negocio y el modo es por saturación: ni un verano libre de fútbol internacional. Ni un verano sin hacer caja. Qué gusto debe de dar organizar espectáculos de ingresos millonarios con actores a los que no se les paga y están obligados a participar. Y el siguiente paso de todos estos directivos insaciables será decir un día: “Si la Super Bowl se juega cada año, ¿por qué no un Mundial también anual?”.