La tentación debe de ser muy grande, porque Luis Rubiales ha caído dos veces en ella: poner de seleccionador a un técnico sin currículum en el fútbol profesional. Lo hizo con Jorge Vilda en la femenina y lo ha hecho con De la Fuente en la masculina. ¿Para qué fichar a técnicos de la elite mundial si con estos de la casa tiene la lealtad garantizada, un precio más barato (suponemos) y una gran receptividad a los consejos? Y si luego suena la flauta en el campo, miel sobre hojuelas. Pero, claro, si no suena llegan los problemas. Como la deserción en masa de jugadoras internacionales o como los dos deprimentes partidos con los que nos ha deleitado la Roja de Luis de la Fuente, más conocido ya como Luis de la Cope porque la caverna madridista le ríe las gracias cada vez que hace algo al revés que el odiado Luis Enrique y porque cumple con la cuota mínima de madridistas y de jugadores apartados por el asturiano como Aspas y alguno más.