Mendilovers, así ha bautizado el Sevilla a los admiradores del entrenador que lo ha llevado a su séptima final de la Liga Europa tras eliminar en el Sánchez Pizjuán al Juventus de Turín en una noche en la que el técnico vasco José Luis Mendilibar se convirtió en icono y guía de la media ciudad que anoche no durmió o durmió poco.

Fue pitar el árbitro holandés Danny Makkelie el final del partido y, además de los más de cuarenta mil sevillistas enardecidos del Sánchez Pizjuán, la mitad de Sevilla que seguía el choque por televisión estalló con gritos, cánticos, cohetes y coches que por la ciudad hacía sonar sus bocinas ante el silencio y resignación de la otra media.

“¿Algún Mendilover por aquí?”, se preguntó el Sevilla en sus redes sociales tras la victoria en la prórroga ante el Juventus y de acceder a la final de la Liga Europa, el 31 de mayo ante el Roma en Budapest, la séptima tras vencer en las seis anteriores en Eindhoven, Glasgow, Turín, Varsovia, Basilea y Colonia.

Oseluí, como también se le llama en los miles de mensajes que ya circulan por las redes sociales, ha impuesto un estilo desde que fue contratado a finales del pasado marzo tras la destitución del argentino Jorge Sampaoli y, desde la modestia, la normalidad y el sentido común, ha enderezado el rumbo de una nave que, en esas fechas, iba a la deriva en serio riesgo de descenso.

Desde ese momento, Mendilibar, quien hace gala de frases tan normales como gestionar un partido “sin volver locos a los jugadores”, ha logrado 19 puntos de 24 posibles con seis victorias, un empate y una derrota que han colocado a su equipo en décima posición en LaLiga, además de clasificarlo para la final de la Liga Europa tras eliminar a Manchester United y Juventus.

El técnico de Zaldibar, cuyo bagaje europeo se reducía a una eliminatoria de la Copa Intertoto en 2005, se ha ganado el respeto de sus jugadores y de la afición del club de Nervión y, a sus 62 años y con más de 400 partidos en Primera, como él mismo recordó en su presentación, ha disipado algunas dudas en su llegada y se ha erigido en ídolo de una afición que anoche durmió poco.

Él mismo, antes de tener el club de Mendilovers, lo bordó cuando, al ser preguntado sobre su continuidad la próxima temporada, contestó que “desde un principio”, firmó por tres meses y que estaba encantado de hacerlo.

Algunos os echábais las manos a la cabeza pensado este tontolaba viene aquí tres meses. Es un muerto y no, estaban bastante vivos. Lo que me importa es terminar bien. Si hacemos las cosas bien y el Sevilla no quiere, seguro que llamarán de otro lado y si no, ya hemos estado en el paro otras veces”, sentenció el entrenador vizcaíno, que no sabe cuál será su futuro en el Sevilla.

José Luis Mendilíbar afronta desde ya mismo, sin apenas tiempo más que para descansar, otro de los platos fuertes de la ciudad, el partido de máxima rivalidad con el Betis que se jugará el próximo domingo en el Sánchez Pizjuán, en el que los Mendilovers le rendirán pleitesía y homenaje.