Consumidores observadores ya se habrán dado cuenta. En los lineales de los supermercados y comercios de alimentación llevan un tiempo apareciendo muchos productos con pegatinas o sobrescrituras en las etiquetas habituales o directamente sobre el bote o la caja. No son otra cosa que pequeños avisos de que se ha variado alguno de los ingredientes que componen la fórmula del producto.

A cuenta de la invasión rusa de Ucrania y de la guerra que ahora se libra en esa parte de de Europa del Este se ha desatado una crisis de suministros que afectan seriamente a las empresas de alimentación. El producto mas afectado es el girasol, del que Ucrania era uno de los principales exportadores, y en consecuencia el aceite de esa semilla.

Hay que leer con atención las etiquetas de los paquetes para detectar los cambios de retiquetación. Freepik

Por ello, la dificultad que tienen las empresas para adquirir esta materia prima, bien por su escasez bien por la subida de precios, ha hecho que busque alternativas más económicas, como pueden ser el aceite de palma o el de soja, por ejemplo.

Hasta aquí ningún problema, extraño, pero sí ha traído consigo una derivada que afecta directamente al consumidor: la información que ofrecen las empresas en el etiquetado. Hay que avisar de los cambios.

Ofrecer esta nueva información de forma rápida no es posible del todo , por lo que la Comisión europea y el Consejo de Ministros de España aprobaron una serie de normas que allana el camino hacia la adaptación.

Así, se permite emplear pegatinas, impresión con tinta o cualquier sistema similar para que recoja la información actualizada a los nuevos ingredientes. Ademas, permite remitir a través del códigos QR o páginas web a una mayor información. También se debe anular la declaración de ingrediente sustituido, tanto en la lista de ingredientes como en la denominación de venta para evitar que se induzca a error por parte del consumidor.

Algo que no debe faltar tampoco es la declaración de alérgenos

Si bien encontrarse en los lineales estos sobreetiquetas o reimpresiones no solo es lo correcto y también legal, ya se han levantado voces dando aviso de que no resulta muy claras, son difíciles de entender o de ver y que pueden dar lugar a ciertas confusiones.

Una clienta de un supermercado examina las etiquetas de dos botellas. Freepik

Así, la OCU ya ha informado de casos en los que si bien la información nueva está añadida, sí se podría haber llevado a cabo con un poco más de limpieza o con una mejor ubicación. Por ejemplo, colocar la impresión en tinta con el aviso del cambio de ingrediente sobre el vidrio en el frontal del bote y no en un lateral, en donde se lee peor. Al hilo de esto, otro inconveniente encontrado es que a veces no destaca la tinta con la nueva información, generalmente negra, sobre determinados fondos oscuros.

Otro fallo que también han detectado y que debería haberse corregido es que no se han ocultado debidamente dibujos o avisos que anunciaban o destacaban la presencia del ingrediente original que ha debido ser sustituido, lo cual puede dar lugar a confusión.

En última instancia, y como recomendación básica para proteger los derechos de los consumidores, la OCU aconseja que estos avisos sean realmente llamativos, con caracteres grandes y destacados.