Aoiz se está convirtiendo en uno de los enclaves desde donde Navarra impulsa la biomasa. Materia orgánica de origen vegetal o animal, con potencial para generar energía y generar valor económico a partir de recursos propios. Pero que se está encontrando con dificultades para despegar en la Comunidad Foral, como consecuencia de la falta de personal dispuesto a extraer del monte la madera necesaria.

“Gente que se ponga las botas”, explica Fermín Olabe, director del Servicio Forestal y Cinegético del Gobierno de Navarra, que ha participado en la inauguración en Aoiz de la oficina de biomasa, impulsada por el Departamento de Desarrollo Económico. Con la sede, ubicada en Cener, el departamento pone a disposición de las empresas una localización a la que recurrir en sus procesos de descarbonización. A través de esta oficina, además, se realizarán visitas a empresas para informar sobre las ventajas de esta fuente de energía renovable. Además, se ha creado una página web donde las empresas podrán calcular el ahorro energético que obtendrán si instalan biomasa.

Mikel Irujo ha señalado que “la biomasa es una fuente de energía renovable que ha crecido casi un 26% en la última década y, especialmente, en los últimos años, tras la crisis energética generada en 2021”. Por este motivo, “la oficina pretende dar respuesta a la enorme demanda de información a nivel empresarial en cuanto al uso de biomasa, costes y eficiencia energética”, ha resaltado.

El lugar elegido para instalar la oficina de biomasa es Aoiz porque “esta localidad tiene todos los ingredientes para convertirse en un auténtico centro logístico de la biomasa. Aquí tenemos la tecnología, tenemos la industria y la masa forestal muy cerca”, ha afirmado el consejero. 

No es un sector nuevo. “Supone el 5% de la energía primaria y en 2021 había 38 megavatios instalados”, explicó Martín Ibarra, director del Servicio de Transición Energética, quien recordaba que el 70% de los bosques navarros son públicos. “Pero estamos aprovechando apenas una cuarta parte de los recursos forestales existentes”, ha dicho.

Posibilidad de crecimiento

“Hay que ser cautos, pero el monte en Navarra puede dar más de sí”, corrobora Fermín Olabe, quien recuerda la labor hecha en los últimos años y que había permitido, por ejemplo, que la madera afectada por los incendios del verano pasado se vendiera en apenas mes y medio “porque toda estaba certificada”. 

Olabe ha señalado que la biomasa tiene capacidad para generar empleo local y activar cadenas de valor en territorios además necesitados de ello, golpeados por el envejecimiento y la despoblación. Y alertaba de que las empresas forestales “tienen muchos puestos de trabajo por cubrir”. Hacen falta, por ejemplo, motosierristas. “Todos quieren ser guardias forestales”, recordaba. En la misma linea, Olabe abogaba por la educación para impulsar este tipo de instalaciones. “Quizá desde la escuela. Si el niño piensa que por cortar un árbol estás matando el monte, la culpa no es suya, sino del profesor que lo dice”. 

“La demanda es creciente, vemos que la biomasa está entrando en centrales de calefacción, pero también poco a poco en la industria”, ha dicho Uxue Itoiz, directora general de Industria, Energía y Proyectos estratégicos. 

Aceites Artajo, amortización en tres años

En Aceites Artajo, con 300.000 olivos plantados en Fontellas, se dieron cuenta hace unos años de que contaban con un subproducto, el hueso de la aceituna, de un elevado poder calorífico. “Es madera y aceite. Compramos una deshuesadora e hicimos una inversión de 60.000 euros que hemos amortizado en tres años y medio”, explicó Francisco Urzaiz, responsable de la empresa. 

A mucha mayor escala, Smurfit Kappa también apuesta en Sangüesa por la biomasa, con lo que ha reducido, hasta el un 98%, las emisiones de CO2 necesarias para generar el vapor que requiere el proceso de fabricación de papel.