La incertidumbre crece alrededor de Volkswagen Navarra, la principal compañía en términos de empleo y riqueza de la Comunidad Foral. La planta de ensamblaje de baterías sigue a la espera de financiación por parte del grupo, las producciones se revisan en los últimos meses a la baja y los modelos que hasta ahora han asegurado la actividad desaparecen de los planes de la compañía, que reclama mientras tanto reclama a Europa un marco regulatorio más flexible y que confía además en recibir más ayudas públicas. 

Si hace unos días se confirmó que el Polo, ensamblado en la cadena de Landaben desde 1984, dejará de producirse en Navarra el año que viene, la dirección de la planta ha anunciado ahora que el Taigo seguirá el mismo camino a partir de 2026. A partir de ese momento Volkswagen Navarra comenzará a fabricar dos SUV eléctricos (uno de marca VW y otro de Skoda), que se compaginará con el T-Cross de combustión, el pequeño todocamino urbano del que el año pasado se ensamblaron 154.151 unidades, frente a las 96.991 del Taigo. Del Polo únicamente se fabricaron en Navarra 36.946 coches. Es el modelo que menor margen de beneficio deja de a la multinacional de Baja Sajonia. 

La dirección de Volkswagen Navarra ha recordado que la planta “seguirá estando preparada” para fabricar cuatro modelos a partir de 2025, pero que ello dependerá del momento en que entre vigor en la Unión Europea la exigente normativa de emisiones Euro 7. Volkswagen está reclamando que se retrase al menos un año su activación, prevista para junio de 2025, con el objetivo de ganar tiempo para amortizar las inversiones realizadas en los últimos modelos de combustión y costear de este modo el lanzamiento de los nuevos coches eléctricos. Sin ese margen, la multinacional debería invertir en renovar por completo el vehículo o, simplemente, dejarlo de fabricar.  

Riesgo para el empleo

La salida del Polo y del Taigo dibuja un panorama muy complejo para los años 2024 y 2025, con producciones de apenas 150.000 coches en ese segundo ejercicio que, incluso podrían ser inferiores y que dependerían además de un único modelo de gasolina, con el riesgo que todo ello comporta. Todo ello dejaría en el aire la ocupación completa de miles de personas durante muchos meses.

"La dirección de Volkswagen Navarra no está tratando este asunto de la planta de baterías con la seriedad que merece"

Alfredo Morales - Presidente del comité de empresa (UGT)

Junto a ello, la empresa ha confirmado que, a partir de 2027, las producciones previstas serán de unos 306.000 coches, insuficientes según el comité de empresa para asegurar el empleo de los actuales trabajadores eventuales de la empresa. El comité reclama una asignación de 350.000 coches, por debajo de la capacidad productiva máxima de la factoría, pero que permitiría asegurar los actuales volúmenes de empleo en el medio plazo.

La planta de baterías sigue en el aire

A ello también contribuiría ubicar dentro de las naves de Landaben la planta de ensamblaje de las celdas de baterías que se fabricarán en Sagunto. Volkswagen cuenta con un plan diseñado ya para ello, pero asegura que no dispone de los recursos necesarios para ponerlas en marcha, en torno a 300 millones de euros. “Es un proyecto rentable, viable, que puede hacer más grande nuestra fábrica” y por ello la multinacional “tiene que tomar una decisión en ese sentido. Lo ha hecho con Seat, por qué no con Volkswagen Navarra”, ha explicado Alfredo Morales, presidente del comité de empresa, tras mantener un encuentro con la dirección de la planta.

Según publicaba la Tribuna de la Automoción, realizar internamente el ensamblaje de las baterías supondría un ahorro de unos 300 euros por cada coche. La opción de externalizar el proceso, aunque sea en una planta cercana –la opción de Imarcoain parece la más probable– añadiría costes logísticos relevantes, con decenas de camiones circulando todos los días por la autopista entre ambas ubicaciones. 

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El comité de empresa decidió comparecer tras tener noticias de la reunión entre directivos de Volkswagen Navarra y el Gobierno de Navarra. En el encuentro, se dio a conocer el proyecto y el ejecutivo expuso las posibilidades económicas con las que cuenta el proyecto.  “Nos lo presentaron y nosotros les trasladamos hasta dónde podemos llegar como Gobierno en esa financiación que necesitan. Pero es una decisión que tiene que tomar el propio grupo”, ha señalado la presidenta del Gobierno, María Chivite, al ser preguntada por este extremo.

Chivite ha apostado por ampliar las miras, porque "en cualquier caso, el Gobierno quiere que esa planta de baterías venga a nuestra Comunidad como garantía de inversión y de empleo en el sector de automoción", ha dicho sobre el beneficio que en estas dos áreas también conllevaría que un proveedor externo se encargara de esta labor pero desde la Comunidad foral. El empleo que se creara al margen de Volkswagen tendría, eso sí, una menor calidad y estaría peor pagado.