Aunque el objetivo de la salvación se haya logrado sin grandes apuros, el Ribera Navarra planea un cambio de rumbo para las temporadas venideras. La asociación que se efectuó hace apenas tres meses entre el CD Tudelano y el Ribera Navarra para aumentar el tamaño de ambos proyectos ha supuesto una de las claves para que el capitán David García continúe al frente del barco. Después de once años en Tudela, el cierre de 37 años ha decidido lanzarse a por su decimosegunda campaña en el Aspil-Jumpers. El murciano ha atendido a este periódico, tras una temporada de inflexión y replanteamiento de los objetivos a corto plazo, para analizar las claves de su continuidad y conocer los propósitos marcados por el club ribero.

El equipo ha conseguido el objetivo propuesto al inicio de la temporada. Como capitán, ¿considera que el grupo ha hecho una buena campaña?

– Creo que la temporada ha sido buena porque se ha conseguido el objetivo, aunque finalmente no fuera suficiente para lo que queríamos. Al final, la liga es más exigente cada año, los equipos se refuerzan mejor y en cada partido hay que dar absolutamente todo. A esta temporada le pongo un suficiente porque, aunque hayamos sacado las cosas adelante con muchísimo esfuerzo, sacrificio y sufrimiento, sabemos que tenemos que mejorar y ponernos al nivel de la liga.

¿Cree que se van a echar de menos el próximo curso las ausencias como la del técnico Diego Ríos o el ala Pintinho? ¿O el club encontrará los recambios necesarios?

–Siempre han llegado y se han ido buenos jugadores del club, algunos muy punteros, y la huella que dejan es la del trabajo diario, todo lo que han hecho para que el Ribera se haya mantenido estos años en primera. El míster y Pinti han sido dos figuras muy importantes en el equipo, pero el club se enfoca en un nuevo proyecto para hacer bien las cosas y estar a la altura de la mejor liga del mundo. Igual que la baja de Pintinho la echaremos de menos sobre la pista, pasará lo mismo con Diego. De momento, estamos de vacaciones y no sabemos nada sobre ningún otro entrenador. Eso lo está trabajando la directiva, que seguro acertará con la apuesta que haga.

Desde hace un par de meses Tudelano y Ribera Navarra comparten presidente, ¿considera positivo que ambas entidades vayan de la mano desde los despachos? ¿Se pretende un cambio de dirección hacia objetivos deportivos más ambiciosos?

–Para mi, sí. Que ambos clubes decidan unificarse es una apuesta importantísima para que el fútbol sala se haga notar tanto dentro como fuera de la comarca. Unir todos los medios para darle este empuje al fútbol es sinónimo de buen proyecto y de que las cosas se quieren hacer bien. Los riberos, y me incluyo, debemos hacernos notar por toda España. La ilusión que tenemos es enorme, y por qué no soñar con pelear por el ‘playoff’ de esta Liga que viene.

Después de once años en Tudela, ¿qué le ha llevado a renovar un año más el contrato? ¿Cómo fue la negociación?

–He decidido hacer efectivo el año que tenía pendiente de renovación porque, aunque lo pensé mucho, tengo aquí a mi familia y estoy como en ningún otro sitio en este club, que me lo ha dado todo. Me hice a mi mismo una promesa, y es que intentaría tocar algún trofeo vestido de naranja, es decir, traer algún título a la Ribera. Esa es mi mayor motivación y mi objetivo principal antes de retirarme. Respecto a la negociación, hablé con el presidente Ramón Lázaro para hacer efectivo ese año de renovación que me quedaba, y la verdad que me convenció. Lo deportivo iba a girar alrededor de un proyecto nuevo para intentar pelear con el grueso gordo de la liga, no en este año que viene, pero sí en dos o tres temporadas. Me comentó que se iba a enfocar de lleno en el fútbol sala porque los riberos merecen que llegue el primer título a Navarra, y esa ha sido una de las claves para continuar. Como te digo, tengo aquí a la familia y entendí que todavía no era el momento de salir. Me comprometí a cumplir el sueño de darle un título a la ciudad, y aquí me quedaré hasta que tenga la oportunidad de hacerlo.

Después de 10 años en la capital de la Ribera, ¿con qué se queda de todo lo que ha aprendido dentro y fuera del pabellón?

–Me quedo con el cariño. Este año, por ejemplo, ha sido complicado. Se ha notado que el nivel ha subido muchísimo y el equipo se ha quedado un escalón por debajo de las aspiraciones. Pero, sin ninguna duda, me quedo con la gente que ha estado con nosotros y nos ha visto sufrir, pelear y trabajar como nadie. Los aficionados han estado muy cerca de nosotros estos años, y ojalá puedan seguir así, animando y apoyando en los buenos y malos momentos. Me quedo con todo eso porque nosotros también somos humanos y lo sufrimos igual. Ellos nos entienden y solo quieren que nos vaciemos, así que lo que queda es todo el cariño y aprecio que te da la gente, algo que no se paga con dinero. Ir por la calle y que, aunque las cosas no vayan del todo bien, la gente te de ánimos en vez de criticarte, es impagable, igual que ver el poli lleno cada quince días. Por eso pienso que, vaya donde vaya, estoy enamorado de este club, y también me quedo aquí por eso, La gente es de diez y, por ahora, no pienso en otros sitios.

Cuando finalice su etapa en el Ribera, ¿tiene pensado quedarse a vivir en Tudela o irse fuera?

–Ahora no me planteo irme fuera en un futuro o a acabar mi carrera. Lo que sí se es que voy a seguir cuidándome como lo estoy haciendo porque creo que aún tengo mucho que dar y mucho que hablar, y eso quiero, cuidarme al máximo para poder alargar al máximo mi carrera deportiva.