"Un soplo de aire fresco", como así ha definido a su equipo de trabajo en innumerables momentos de la larga carrera electoral el nuevo presidente del Athletic, Jon Uriarte, gobernará al conjunto rojiblanco los cuatro próximos años. La candidatura más joven de cuantas se presentaban a la carrera electoral, con el empresario bilbaino de 44 años a la cabeza y un buen número de emprendedores de éxito en la misma, hizo buenos los pronósticos iniciales, los que se desprendían de su holgada victoria en la obtención de avales, y Uriarte se ha convertido en el trigésimo tercer presidente de la historia del club tras suceder a Aitor Elizegi en el cargo.

Joven y exitoso empresario, su perfil encajaría en el del yerno perfecto, y es hijo de Pedro Luis Uriarte, exconsejero del Gobierno vasco e impulsor del concierto económico. Formado en La City de Londres, el distrito financiero más importante del mundo, Uriarte y su socio, Ander Mitxelena, vendieron en 2016 la empresa Ticketbis al gigante eBay por unos 150 millones de euros que posteriormente invirtieron en distintos negocios y startups. Tal es su patrimonio, que el nuevo presidente del Athletic admitió recientemente que será él mismo, de su propio bolsillo, quien ponga los avales necesarios para presidir el club y que, tal y como recogen los recientemente renovados estatutos de la entidad, suponen unos siete millones de euros, el equivalente al 5% del presupuesto de gasto.

Tras una campaña larga, muy larga, asunto este en el que ha habido unanimidad por parte de los tres candidatos -el otro punto en común de todos ellos fue la elección de Iraia Iturregi para el banquillo del primer equipo femenino-, en el que Jon Uriarte y su equipo de trabajo han denunciado presiones y amenazas, aunque sin llegar a concretar mucho al respecto, los socios y socias del Athletic han decidido apostar por el cambio. Ese que prometen llevar a cabo nada más aterricen y tomen buena cuenta de la situación actual del club, Uriarte y los 18 miembros de su Junta Directiva.

Un papel que en distintos foros se ha llegado a entender como victimista, aunque en las últimas horas de la campaña, en la que las entrevistas a los candidatos fueron la tónica diaria, varió en un tono bastante más agresivo del nuevo presidente hacia sus dos contrincantes: Iñaki Arechabaleta y Ricardo Barkala. De la crisis y el debate interno del pasado día 15, profundo a tenor de lo que trasladaron desde dentro de la plancha de Uriarte, en el que las dudas pudieron acabar en una retirada que finalmente no se produjo, al trono de Ibaigane.

¿Victimismo o realidad? ¿Una campaña perfectamente orquestada? Las preguntas son muchas y variadas, pero la respuesta del socio, que se entiende que ha demandado un cambio, ha sido aplastante. Entre las claves de su éxito, seguramente, la cercanía que a lo largo de toda la jornada electoral mostró con los cientos de socios que se le acercaron y que no cesaron en pedirle una foto, un hecho que irremediablemente retrotrae a lo acontecido en las elecciones de diciembre de 2018 y a lo realizado por Elizegi, quien recibió en la misma puerta a los socios durante largas horas. Como una estrella de rock, o de trap, por acercarlo a la realidad actual del mundo musical.

UNA CAMPAÑA DIFERENTE

Al margen de lo citado, su campaña ha sido a todas luces atípica, al menos en una percepción más o menos consensuada de lo que se entiende por normal. Claro, que quizá haya que reformular esta cuestión. Horarios intempestivos, mucha digitalización, pero también cercanía con el socio. De los txokos, los menos, a los bares. De las redes, a la calle.

Sin un director deportivo o un CEO a la cabeza del proyecto, descabalgado por unos tuits de hace diez años de índole racista y homófobo, pero con un entrenador garantista como Ernesto Valverde, Uriarte deberá solucionar con cierta premura la ausencia de una cabeza visible que lidere su proyecto deportivo, que del rock&roll ha pasado al jazz del Txingurri. Una apuesta sobre seguro. Al menos así lo fue en el pasado.

Entre las promesas de Jon Uriarte figura la de realizar evaluaciones periódicas del trabajo suyo y de su Junta Directiva. Quiere dotar de más transparencia al club, también darle el impulso definitivo hacia la digitalización en un mundo que cada día demanda más recursos para ello. Tras su holgada victoria, el lunes se pondrá el mono de trabajo. Se vienen cambios.