Al hilo de la actualidad comentaré que si durante el partido un jugador lanza cualquier objeto hacia el balón se le debe sancionar con un tiro libre directo o tiro de penal. ¿Dónde? En el lugar en el que el objeto golpee o pueda golpear al balón en juego. En la jugada de la semana pasada el lugar de contacto fue fuera del área y desde allí se ejecuto el tiro libre, si se hubiera producido en el área se habría lanzado un tiro penal. Recalcar que la regla 12 no premia ni castiga la puntería, la sanción es la misma si consigue golpear al balón o falla el lanzamiento.

Con estas batallas vamos terminando una temporada que no ha sido, en mi opinión, una más. Los malos modos, los gestos antideportivos, las trifulcas, las provocaciones han sido un denominador común por parte de los jugadores en muchos partidos. El público, muy a menudo, ha pretendido sobrepasar su papel y entrometerse en el juego, en lugar de disfrutar del espectáculo y animar a su equipo ha preferido tomar parte tristemente activa con insultos y hasta lanzando objetos al terreno, es momento de decir claramente que los derechos del espectador no incluyen el insulto, ningún insulto. El ambiente se vuelve ingobernable y no hay posibilidad de que el árbitro, bueno o malo, ese es otro tema, pueda controlar el partido. Mala, mala temporada para el fútbol.

Podríamos pensar, ojalá, que esto sucede en una escena que no alcanza a nuestro fútbol modesto, no es así, lo que vemos en la televisión proyecta su sombra negra sobre los jugadores jóvenes que reproducen los gestos de sus ídolos de barro y hasta en los espectadores que también intentan ser parte activa y entorpecer el desarrollo armónico del juego. Una pena.

Se hace difícil apuntar a las causas de esta situación, puede ser un mal propio del fútbol, de su propio crecimiento o un problema de una sociedad cada vez más crispada y agresiva, en cualquier caso andamos por malos, muy malos, caminos.

Hemos llegado ya a un punto en el que todos los clubes, absolutamente todos, manifiestan sin la menor duda que se sienten perseguidos por los árbitros y lo dicen así tan seriecitos, como si semejante barbaridad pudiera darse. ¿Es posible perjudicar a un equipo sin que haya otro favorecido? ¿Dónde están esos clubes que resultan agraciados por un error arbitral? ¿Existen? Que levanten el dedo.

No quiero cerrar la temporada sin referirme a la muerte reciente de Victoriano Sánchez Arminio, un hombre bueno, sencillo, afable y un gran árbitro, y lamentar que en sus últimos meses haya tenido que sufrir una notoriedad dolorosa e injusta. Lo digo como lo siento, en la seguridad de no equivocarme.

En fin, no deseo finalizar con una sensación tan negativa, descansemos para encarar el próximo curso con la mente limpia y el ánimo renovado, los árbitros y árbitras también. Dicho todo sin ánimo de ofender, de verdad. Feliz verano.

El autor es Responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol