Pocos dudan a estas alturas de que Patti Smith es la figura más importante en la historia del rock. A sus 75 años, la poetisa neoyorquina, la creadora del álbum ‘Horses’, la denominada madrina del punk, continúa removiendo conciencias y arrasando encima de los escenarios. Después de la última edición del Azkena Rock Festival, celebrado en la explanada de Mendizabala de Vitoria-Gasteiz el 16, 17 y 18 de junio, no se hablaba de otra cosa. Su presencia ensombreció el resto del cartel. Y eso que la programación del XX aniversario hacía justicia a la trayectoria de la cita rockera vasca por excelencia, con una selección musical que tenía vigor y consistencia tras dos años perdidos por culpa de la pandemia. 

Nadie logró calar tan hondo como ella. El entusiasmo y la emoción que causan su presencia hacen palidecer, si no a todos, a la inmensa mayoría de grupos. Sin el fanatismo y los altibajos que rodean a Bob Dylan, sin las malas pulgas que gasta Van Morrison, Patricia Lee Smith (su nombre completo) siempre ha sido un faro que arroja luz en la oscuridad. Más centrada en su faceta de escritora que de compositora de canciones rock, han transcurrido diez años desde la publicación de su último álbum, ‘Banga’. 

“Intentamos ir al Azkena todos los años con nuestros hijos para descubrir nuevos grupos ”

Aitor Vega - Chapista

Preguntada por la larga sequía musical en la revista Ruta 66, salen a relucir dos cosas: la literatura es el centro de su vida profesional y la edad aparece como un hándicap difícil de sortear. “Me gustaría grabar un álbum más, pero la dificultad que entraña ser polifacética a veces te obliga a escoger, y para mi la escritura ha sido siempre la faceta más importante. De todas las cosas que hago, si tuviese que elegir una, sería escribir”, asegura. “Cuando era más joven podía escribir sobre el amor, sobre la poesía, pero en este momento de mi vida, con 75 años, hay distintas cosas que deben tomarse en consideración”.

Pese a todo, el universo de la cantante de ‘People have the power’ parece que no se acaba nunca. El documental ‘Patti Smith: Electric Poet’, estrenado este año en Filmin, rescata imágenes de archivo y otras inéditas sobre la joven que llegó con una mano delante y otra detrás al Nueva York de la era hippy. Su aura traspasa la pantalla y termina dándote un abrazo. Se abordan muchos temas. El Manhattan irrepetible y mitificado por el paso del tiempo; las historias increíbles del Chelsea hotel; la incipiente escena punk que emergía con grupos como The Velvet Underground, The Ramones, Blondie o The New York Dolls; y, cómo no, salas míticas como CBGB. Todo ello lo vivió en primera persona Patti Smith.  

Amistades históricas

Actuación de Patti Smith con su hijo en el Azkena Rock Festival. Azkena Rock Festival

Sobre su aterrizaje en la Gran Manzana y su amistad inquebrantable con el fotógrafo Robert Mappelthorpe, fallecido en 1989, trata ‘Éramos unos niños’. Galardonado en 2010 con el premio National Book Award en la categoría de no ficción, uno de los premios literarios más prestigiosos de Estados Unidos, no estamos ante un libro cualquiera. ‘Just Kids’, su título original en inglés, conmueve y hechiza. Cuenta la extraordinaria relación de dos personas que antepusieron el arte y el amor a todo lo demás. “Fue el verano en que murió Coltrane... Los hippies alzaron sus brazos vacíos y China detonó la bomba de hidrógeno”, escribe Patti. “Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterey... Fue el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida: fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe”. 

“Ver a Patti Smith en el Azkena Rock fue increíble. La energía que transmite a su edad es alucinante”

Susana Blázquez - Electrónica

Sus recitales poéticos se hicieron conocidos a partir de 1971. Se subía acompañado de su eterno cómplice Lenny Kaye a la guitarra, desde entonces miembro fijo de la banda Patti Smith Group. Ella nunca ha sido una artista de grandes ventas ni de éxito masivo. Los cuatro discos que grabó en la segunda mitad de los 70 (prácticamente a uno por año: ‘Horses’, ‘Radio Ethiopia’, ‘Easter’, ‘Wave’) la consagraron como una excelente intérprete de música rock plenamente integrada en la tradición musical neoyorquina. Electricidad y poesía: un binomio a priori poco comercial. Pero cuando Patti se sube a un escenario sigue provocando un viaje emocional real y puro, al alcance de muy pocos. Y al igual que Neil Young, otro gigante, nos señala el camino a seguir desde un olimpo al que todo el mundo está invitado.

Su carrera fue intermitente en los años 80 y 90. Sufrió la pérdida de su marido, el exmiembro de MC5 Fred Sonic Smith en 1994. Michael Stipe, vocalista de REM, fue uno de los amigos cercanos que más insistieron en su vuelta a la actividad musical. Ambos colaboraron en la preciosa ‘E bow the letter’, del disco ‘New Adventures in Hi Fi’ (1996) del grupo de rock de Athens. Hoy, Patti Smith es una leyenda. Ella prefiere definirse como una superviviente que a los 18 años empezó a hacerse un pequeño hueco en la comunidad artística y bohemia de Manhattan.