En una casa del pueblo navarro de Artazu, junto a la villa románica de Puente La Reina, se reúnen los apellidos Cenoz Wallace de la mano de Natasha Cenoz Wallace, criada entre Sudáfrica, Escocia y Navarra. Fue su abuela paterna, Marina Esther Goñi, nacida en Bariain y con “sus ocho apellidos navarros”, destaca, quien de joven, nada más casarse, se trasladó a Johannesburgo con su marido, Marcos Cenoz, un navarro muy aventurero al que le encantaba viajar. Y fue allí, en el país sudafricano, donde se crió su padre, Jesús Cenoz Goñi, natural de Esparza de Galar, y donde conoció a su madre, Caron Wallace, cuya familia es de origen escocés. Por ello, Natasha ha vivido en diversos lugares antes de asentarse en Artazu. Incluso su pareja, Vinny, aunque también se ha criado en Puente La Reina, es de origen irlandés.

A día de hoy todos ellos disfrutan de la tranquilidad de Artazu. Y es que "el pueblo tira mucho", reconoce Natasha. Tanto es así que ha decidido emprender y abrir su propio negocio para asentarse en la zona. Así, el pasado mes de febrero abrió una peluquería en Puente la Reina, que lleva por nombre el suyo propio: Natasha Cenoz. También su pareja ha abierto un negocio de informática, indica, mientras Caron trabaja de profesora de inglés en la academia Linden de Barañain.

Marina Esther Goñi

Jubilada

Marina Esther Goñi es una abuela con mucha marcha. Nació en Bariain hace 81 años y cuenta con “ocho apellidos navarros”, tal y como destaca con orgullo. De joven, nada más casarse, por poderes y muy enamorada, se trasladó a Johannesburgo con su marido, Marcos Cenoz, un navarro de Esparza de Galar muy aventurero al que le encantaba viajar. Y fue allí, en el país sudafricano, donde crió a sus tres hijos. Marcos, Fermín y Jesús Cenoz Goñi, el padre de Natasha, que es el pequeño. Marina habla perfectamente inglés y ha trabajado durante años dando clases particulares de este idioma a los niños de Artazu, el pueblo donde vive con parte de su familia. El Ayuntamiento del municipio hizo un homenaje a las mujeres rurales colocando fotografías de las más veteranas en las fachadas de los edificios del pueblo. En el caso de Marina le tocó ni más ni menos que en la fachada del Consistorio, donde aparece leyendo, una de sus principales pasiones.

Caron Cenoz Wallace

Estudiante de inglés

Caron Cenoz Wallace (53 años) adoptó el apellido de su marido, Jesús Cenoz Goñi, cuando se casaron en Johannesburgo, la ciudad en la que ambos se conocieron cuando eran jóvenes. Su familia es de origen escocés y se crió en Sudáfrica en una granja rodeada de naturaleza y animales. Junto a Jesús ha tenido tres hijos: Natasha, Esteban y Marcos. Después de nacer Natasha se marcharon a Valencia, donde nacieron los otros dos hijos, pero luego regresaron a Sudáfrica. Hace unos años es asentaron definitivamente en Navarra, en Artazu, y desde hace ya ocho años, Caron trabaja como profesora de inglés en la academia Linden de Barañain. Le encantan las historias de terror y es fan de Stephen King. Está deseando leerse la nueva novela del famoso escritor. Además, es seguidora de las series 'CSI' y 'Mentes Criminales'. Le gusta cocinar y ha aprendido recetas de diversas nacionalidades, ya que Sudáfrica es un país multicultural.

Natasha Cenoz Wallace

Peluquera

Natasha tiene 32 años y nació en Johannesburgo, pero ha vivido en diversos lugares antes de asentarse en Artazu con parte de su familia. Peluquera de profesión, ha trabajado durante años por cuenta ajena en un salón en el barrio pamplonica de La Txantrea. Después de pasar unos meses en Irlanda, regresó a Navarra cansada del mal clima y en febrero de este año abrió su propio salón en Puente La Reina, el pueblo en el que se ha criado su pareja, Vinny, de origen irlandés. Él es informático y también ha abierto un negocio. En su caso, relacionado con la recuperación de datos de ordenadores. En su salón de peluquería, Natasha se atreve con todos los colores, cortes y estilos y siempre asesora a sus clientes. Es muy activa en redes y a través de Instagram y TikTok, muestra sus trabajos y anima a la gente a probar nuevos 'looks'. Le encantan los videojuegos y bailar 'shuffle dance'.

Sois una familia navarra muy internacional y muy viajera. Casi hasta, tú, Caron, pareces ya navarrica...

-Caron Cenoz Wallace: Bueno, aún se me nota mucho el acento y eso que llevo muchos años en Nafarroa. Soy nacida en Sudáfrica y tengo raíces escocesas. Desde hace ocho años trabajo como profesora de inglés en Linden, una academia de Barañain.

-Marina Esther Goñi: Yo ya estoy jubilada, pero fui profesora de inglés y después seguí dando algunas clases particulares a los niños del pueblo.

-Natasha Cenoz: Mi abuela es muy querida en el pueblo. Hace unos años hicieron un homenaje a la mujer rural en el pueblo y si os fijáis en las fachadas de las casas veréis que hay un montón de retratos de mujeres.

-Marina: Mi foto está justo en la fachada del Ayuntamiento. Yo pensé que las quitarían poco tiempo después, pero ahí siguen (sonríe).

Contadnos, ¿qué relación tenéis con Sudáfrica? ¿Cómo acaban tres generaciones de una familia navarra viviendo allí?

-Marina: Bueno. He de decir que yo nací en Bariain, de donde son mis ancestros, y cuando tenía siete años mi padre tuvo que ir a Madrid por trabajo. Y allí, años más tarde, conocí a mi marido, Marcos Cenoz. Él también era navarro y trabajaba en la misma empresa que mi padre, pero era un aventurero, quería ver mundo y le gustaba África. Se cogió en Lisboa un barco y se fue hasta Angola, donde vivió unos meses, pero no le gustó y en 1960 se fue a Sudáfrica. Sin saber una palabra de inglés se forjó la vida allí y me animó a ir allí a vivir con él. (Conocemos Sudáfrica, el lugar en el que se afincó Marina Esther Goñi y su marido, Marcos Cenoz)

¿Y cómo acabó usted allí?

-Marina: De novios hablábamos por carta y me dijo: "Marina, esto es una maravilla, ven a vivir aquí", a lo que mis padres se negaban, pero yo le dije a mi madre: "Mamá voy a cumplir 21, si no me dejas, cuando los cumpla me voy". Así que nos casamos por poderes, que por aquel entonces era muy poco común. Me representó en Madrid un hermano de él, Jesús Cenoz, y de ahí cogí el avión hasta Sudáfrica, pasando por el Congo, por Leopoldville.

Natasha Cenoz Wallace con su familia bajo la foto de su abuela.

Natasha Cenoz Wallace con su familia bajo la foto de su abuela. Aida M. Pereda

Sería un viaje complicado…

-Marina: En el Congo estaban de revueltas. En los años 60 hubo mucha matanza de blancos y era complicado, pero yo fui allí tan tranquila. Salí del avión, la primera vez que había viajado en avión, y al aterrizar nos esperaban dos filas de soldados con sus ametralladoras para escoltarnos. En aquel entonces toda mi familia y todos mis conocidos me decían: "Pero Marina, ¿cómo te vas allá?, si dicen que en el Congo a blanco que pillan le hacen mondongo". (ríen)

¿Adaptarse le fue difícil?

-Marina: Yo estaba enamorada y allí viví muy feliz muchos años, 27 años ni más ni menos y allí tuvimos a nuestros tres hijos. Aprendí el idioma y todo. Aunque no había españoles me integré completamente. Había italianos, franceses y holandeses, pero no españoles. Cuando nos registramos en el Consulado Español, mi marido era el español número 13 en toda Sudáfrica. Entiendo algo de afrikáans, pero como entonces el inglés era el idioma oficial, es lo que aprendí.

¿Y la vida en Sudáfrica cómo fue?

-Marina: Sudáfrica era precioso, no como la gente se imaginaba, era muy moderno, con autovías, autopistas, de todo, que en el 62 no era tan común. Aquello era una maravilla de país, estaban más adelantados que aquí, pertenecían entonces a la Commonwealth, a la corona inglesa, y funcionaban con la libra esterlina.

Vivió entonces el proceso de emancipación con la 'Commonwealth'.

-Marina: Al poco de estar yo allí, en el 64, cambiaron a la moneda actual, al Rand, porque se hizo república sudafricana y se distanciaron de los ingleses. Luego el inglés sí que ha seguido siendo el idioma oficial muchos años junto con el afrikáans, que es un idioma que desciende del holandés.

Tú, Caron, naciste también allí.

-Caron: Sí, en Johannesburgo, pero pronto mi familia y yo nos mudamos a Escocia, y allí viví hasta los 13 años, en Aberdeen. Luego volvimos a Sudáfrica y allí conocí a Jesús.

¿Es en Sudáfrica entonces donde se amplió la familia Cenoz?

-Marina: Sí. Mis tres hijos nacieron allí, y de los nietos, sólo Natasha nació en Sudáfrica. Los otros dos, Esteban y Marcos, nacieron ya en Valencia.

¿En Valencia?

-Caron: Cuando Natasha tenía 6 ó 7 meses nos fuimos de Sudáfrica a Valencia y después de que naciera Marcos, el pequeño, nos volvimos a Johannesburgo, pero después de un par de años regresamos a Valencia.

-Natasha: Realmente solo viví allí de los 4 a los 6 años más o menos, aunque me acuerdo de muy poco, algo del colegio solo. Luego hemos vuelto a Sudáfrica de vacaciones, la última vez que estuve fue en 2008, creo, a visitar a la familia.

¿Y vosotras? ¿Habéis vuelto a visitar Sudáfrica?

-Marina: Sí. Yo volví de visita en 2017 y en 2019, dos veces, porque tengo allí nietos.

-Caron: Yo volví hace tres años a ver a mi madre y a uno de mis hermanos. El otro vive en Australia. Aquella vez nos juntamos los tres, pero también fui a ver a mis primos y otros familiares que todavía viven allá.

¿Y os habéis planteado volver a vivir en Sudáfrica?

-Marina: Es que todo ha cambiado mucho. Está muy peligroso ahora. Tienes que andar con mil ojos. Se ha convertido en un país muy inseguro. Cuando hablan de Sudáfrica y critican tanto al blanco, admitimos que sí, que en su día hicieron barbaridades, pero hoy en día están haciendo los mismos abusos o incluso mayores. Están quemando y atacando las fincas de las familias blancas. Quieren echarlas. Todo el que ha podido se ha ido de allí. Hay muchísima gente y muchas empresas que han huido.

Hace unos meses, Natasha, abriste tu propio negocio, una peluquería, en Puente la Reina, ¿por qué decidiste lanzarte?

-Natasha: Sí. Abrí en febrero después de haber estado unos años trabajando en Pamplona-Iruñea, en una peluquería en el barrio de la Txantrea. Quería abrir algo mío. Necesitaba más movimiento porque estaba muy apagada. Había que lanzarse en algún momento y llegué a un punto en el que descubrí que en el pueblo estaba muy bien así que decidí lanzarme a la aventura.

¿Recibiste ayudas?

-Natasha: Realmente yo no tuve ninguna. Lo que hice fue capitalizar el paro. Gracias a eso pude invertir y coger el local, pero tengo que decir que me lo han puesto muy complicado con el papeleo, las licencias y demás solicitudes. A pesar de tener muchas ganas estuve a punto de dejarlo por la dificultad de todo el proceso.(¿Estás pensando en abrir tu propio negocio? Te contamos los pasos que debes dar).

¿Crees que hubiera sido más fácil abrir en una ciudad como Pamplona antes que en un pueblo?

-Natasha: Habría sido igual porque el papeleo es el mismo, no importa si es en el pueblo o en la ciudad. No me extraña que aquí en general haya tan poco emprendimiento y que la gente no se lance a sacar una idea adelante.

¿A qué te refieres?

-Natasha: Aquí es mucho más común trabajar con un turno normal de ocho horas. Deberían incentivar más a la gente joven para que otras personas se animaran y hubiera así también más puestos de trabajo. Vinny, mi pareja, es informático y también ha abierto su negocio en Puente La Reina, Teknik, donde se centra en la recuperación de datos de ordenadores, especialmente de Apple. En el pueblo no había nadie que hiciera algo así y al final se decantó por abrir su propio negocio. Estuvimos unos meses viviendo en Irlanda y me sorprendió ver la cantidad de negocios pequeños que había por las calles. Está repleto. Él abrió su negocio en Irlanda también y fue mucho más sencillo, pero nos volvimos por el clima.

¿Es difícil darse a conocer desde un pueblo?

-Natasha: Yo creo que no porque me gustan mucho las redes, mover vídeos en TikTok y mostrar lo que hago. Y como lo que hago en la peluquería son cosas diferentes, más originales y arriesgadas, me vienen muchos clientes de Pamplona-Iruñea o alrededores que me encuentran por Instagram. Y por otro lado, al ser un pueblo, también vivo mucho del boca a boca.

-Caron: La verdad es que desde que abrió en febrero está a tope, sin parar. Al principio cuando nos lo contó nos pareció un poco arriesgado pero luego ha ido muy bien.

-Marina: Si nos veis, toda la familia llevamos colores y tintes en la cabeza.

-Natasha: Sí. Es que me gusta mucho el tema de los tintes, los peinados y los colores más creativos. Ya en el pueblo todo el mundo me conocía desde hace años por llevar de todo en la cabeza.

¿Se arriesga la gente en tema capilar o somos más clásicos?

-Natasha: Al final la gente siempre va a cortarse el pelo, pero si hablamos de teñirse o hacerse peinados más elaborados me ha sorprendido mucho que la gente se haya animado de salirse de lo estándar. En las redes intento mostrar todas las posibilidades que hay y también el trabajo que hay detrás. (Descubre las tendencias capilares de esta temporada).

Marina Esther Goñi disfruta de la tranquilidad de su pueblo y del cariño de su numerosa familia. Aida M. Pereda

Bueno, y por supuesto no todo va a ser trabajar, ¿qué hacéis para ocupar el resto de las horas?

-Natasha: Yo para desconectar sobre todo veo pelis y series porque me ayudan a relajarme, pero también los videojuegos me gustan bastante, y luego un poco el contraste que es irme a pasear por los montes de esta zona de Artazu. Al final por aquí hay un montón de caminos y tiras por Soracoiz u Orendain y está muy bien para dar un paseo.

Vamos a hablar un poco sobre videojuegos, ¿a cuáles tienes más afición?

-Natasha: Desde pequeños los tres hermanos hemos tenido consolas en casa y hemos jugado bastante a los videojuegos. Ellos se han quedado jugando en consola y yo me he decantado más por el PC. Sobre todo al 'League of Legends' (LOL) y al 'Call Of Duty' (COD). A éste estoy jugando mucho últimamente, me ayuda a desestresarme aunque parezca raro. Sobre todo porque por las noches juego con mis hermanos, mi pareja o mis primos y descargo toda la energía antes de irme a dormir.

¿Vosotras, Caron y Marina, jugáis también?

-Marina: ¡Qué va! Yo no… 

-Caron: No, no, yo nunca les he tenido mucha afición a los videojuegos.

-Natasha: Mi madre juega lo justo. Le he enseñado a usar un portátil para dar clases durante la pandemia. (Ríen las dos).

-Caron: Si no fuera por Natasha yo no hubiera podido porque para estas cosas soy horrible.

-Natasha: Yo siempre he tenido afición por estas cosas, porque además, viviendo en el pueblo, pues no tienes más que un par de amigas más y por eso me he criado mucho con el ordenador y con los videojuegos.

¿Y a qué estás jugando últimamente?

-Natasha: Pues yo últimamente he estado jugando mucho al 'Resident Evil' con las Oculus Rift (gafas de realidad virtual). Eran algo que quería comprarme sí o sí y con los juegos de terror las acabo aprovechando bastante. (Te contamos las posibilidades de las Oculus Rift y su nexo con el metaverso).

¿Tu madre ha jugado también con ellas?

-Natasha: No, no, al 'Resident Evil' no. Le he puesto algún juego más sencillo. Le gustan, pero se pone a gritar como una loca (risas).

-Caron: Yo me vuelvo loca muy rápido, pero tengo que probar el 'Resident Evil'. (Ríe mirando a su hija)

Si pasamos a los libros, ¿tenéis afición por la lectura también?

-Natasha: Aunque me gustaría decirte que sí, la verdad es que yo no.

-Caron: A mí me gusta mucho Stephen King y el género del terror, también en películas. Desde pequeña crecí con series y películas de miedo y sigo mucho las series como 'CSI' y 'Mentes Criminales' y también me gusta mucho Steven Spielberg. (Repasamos el éxito de Stephen King, que publica este mes su esperada nueva novela). 

-Natasha: El género de terror y ese estilo es algo que siempre nos ha gustado mucho a las dos. Yo como le veía a ella pues también cogí afición muy pronto por las historias de miedo.

¿Alguna película que os guste en especial?

-Caron: 'Silent Hill' es una película que a mí siempre me ha gustado mucho.

-Marina: A mí siempre me han gustado mucho los musicales. 'The Sound of Music', que aquí se tradujo como 'Sonrisas y lágrimas', es uno de mis favoritos.

-Natasha: Tiene cuatro o cinco películas en casa y ve siempre las mismas: '7 novias para 7 hermanos', 'La bella y la bestia', 'My fair lady', 'Gayarre'... Me sé todos los títulos porque las he visto varias veces con ella.

-Marina: Es que me encanta cantar y además tengo un piano en casa y he aprendido a tocarlo de forma autodidacta. Nunca he ido a clases, pero siempre es algo que me ha gustado y en mis ratos libres lo toco.

-Natasha: Además canta desde cría. Me acuerdo de ir con ella a fiestas, a Pamplona-Iruñea o a Estella-Lizarra, y se ponía a cantar jotas con los abuelos del pueblo (sonríe).

¿Y vosotras por qué música os decantáis?

-Natasha: Yo soy muy variopinta, sí que escucho mucho techno, house y así, pero luego también me ha gustado siempre el rock alternativo, desde 'My Chemical Romance' a 'System of a Down' o 'Nirvana', 'Mago de Oz'...

-Caron: Yo soy más clásica. Cuando era joven me gustaba 'Modern Talking', 'Abba', 'Boney M', 'Madonna', 'Prince'... un poco de todo. En cambio, a Jesús, mi marido, siempre le ha gustado más el heavy metal.

Antes has dicho, Natasha, que te gustaba andar por los campos de la zona. Aparte de esto, ¿practicas algún deporte?

-Natasha: La verdad es que aparte de eso hago poca cosa. Sí que por estar un poco en forma a veces salgo a correr por la carretera, pero principalmente por mantenerme activa. Lo que más hago es practicar 'shuffle dance' en casa.

¿'Shuffle Dance'?

-Natasha: Sí. Es un tipo de baile con música electrónica, house, techno, etc. Se lleva mucho ahora. Shakira, incluso, ha sacado una canción ahora bailando 'shuffle dance' en su videoclip. (Conocemos el 'shuffle dance', el baile de moda en TikTok).

¿Y en casa hay alguna afición especial por algún deporte?

-Natasha: Lo que aquí siempre ha gustado mucho es todo lo relacionado con el motor y en casa siempre hemos tenido motos. Mi padre y mi abuelo han trabajado toda la vida como mecánicos y han viajado por el mundo por ello. Es algo que tienen todos los hombres de esta familia porque a mis dos hermanos les encanta ese mundo también. Arreglan todo tipo de motores y yo al final me he criado con motos desde que era 'txikitika'.

¿Os gusta practicarlo?

-Natasha: Sí. A mí también me gusta el mundo del motor, pero sobre todo lo que más me gusta es andar en moto. Alguna vez hemos ido al circuito de Los Arcos y hace unos años estuve con mi padre en el Circuito de Barcelona en un Rally Cross de estos en los que parte del circuito es tierra y parte es asfalto.

¿Y son cita obligada las carreras?

-Natasha: Bueno, en esta familia siempre nos ha gustado mucho el París-Dakar y las competiciones de motocross les encantan a mis hermanos y a mi padre. (Repasamos la historia del París-Dakar).

La cocina es el corazón de la casa de Artazu en la que vive la Familia Cenoz Wallace. Aida M. Pereda

Con las raíces tan variadas que tenéis, ¿cómo os lleváis con la gastronomía y la cocina?

-Natasha: Yo soy fanática de lo que en Inglaterra se conoce como 'pies', que son como empanadas rellenas de carne, pollo o lo que sea.

¿Eso te lo trajiste de Irlanda?

-Natasha: Sí. Allí también aprendí a hacer el 'Irish Stew', que es un estofado tradicional pero al que se le añade cerveza. Lleva ternera, zanahoria, patata, cebolla y luego la cerveza, que tiene que ser Guinness (sonríe). Así sale algo más oscuro y la forma buena de hacerlo es dejándolo cocinar dos o tres horas a fuego lento.

¿Tú, Caron, te trajiste algún plato de Sudáfrica o hay alguna receta concreta que te guste mucho?

-Caron: Los Potjiekos, es una receta Afrikáner, que viene de Holanda en realidad y se hace en un calderete. Es casi como un guiso, pero se cocina mucho con animales salvajes, con carne de cebra, por ejemplo, que es algo muy típico de allí.

-Natasha: A mí de Sudáfrica me gustaban mucho unos postres que se llaman 'koeksisters', que también son de origen holandés. (Si quieres probar a hacer alguno de estos platos te los contamos paso a paso).

Habiendo viajado tanto las tres es curioso que tengáis tanto apego al pueblo.

-Natasha: Es por haber crecido y vivido mucho en el campo. Mi madre creció en granjas y al final el pueblo tira mucho. Yo no me iría a vivir a una ciudad, estoy muy bien aquí, tranquila y a mi aire. Si queremos jaleo pues ya nos vamos al jaleo, pero nos gusta mucho la tranquilidad.