Bielorrusia ha recibido ya a las primeras fuerzas rusas que formarán parte del despliegue militar conjunto entre los dos países aliados, con el que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, quiere responder al supuesto riesgo de ataques procedentes de países vecinos.

Lukashenko y Putin firmaron este compromiso el pasado lunes, en una reunión a la que sucedieron reiteradas matizaciones por parte de Ucrania, que niega la amenaza esgrimida por Minsk. De hecho, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha propuesto el envío de observadores internacionales a la zona.

El Ministerio de Defensa bielorruso ha confirmado este sábado la llegada de la primeras tropas rusas, inicio de un despliegue con el que se quiere "reforzar la protección" del territorio bielorruso. El Gobierno de Lukashenko insiste por tanto en que sólo tiene fines defensivos, en un intento por alejar el temor a una intervención clara en favor de Rusia.

Mientras, Lukashenko ha defendido en una entrevista con la televisión estadounidense NBC la participación de Ucrania en la "operación militar especial" rusa en Ucrania. "Apoyamos a Rusia en todas las formas posibles. Nuestro apoyo consiste en que nuestras fronteras occidentales con Polonia y Lituania no sean traspasadas para que las tropas rusas no sean apuñaladas por la espalda desde Bielorrusia", ha explicado.

Lukashenko ademas ha destacado la importancia de acoger a refugiados, unos 400 o 500 cada día en el caso de Bielorrusia. "Les vamos a dar derechos completos. Esa es nuestra participación", ha argumentado. "No hemos matado a nadie y no bamos a matar a nadie", ha remachado.

Minsk impuso el viernes el "régimen de operación antiterrorista" ante posibles "provocaciones" por parte de países vecinos y llevó a cabo una supuesta movilización parcial encubierta para reclutar a unas 2.000 personas más para las Fuerzas Armadas.