Es difícil hacer amigos en Navarra, porque la gente es cerrada, solo se relaciona con sus cuadrillas”. Así son percibidos los navarros por parte de los jóvenes de Kabia, un proyecto piloto de la Asociación Lantxotegi Elkartea que busca trabajar con las cuadrillas y con la comunidad con el objetivo de que los y las jóvenes migradas conozcan personas y espacios a través de tres actividades.

El primero trata de generar vínculos que se alarguen con el tiempo. Para ello, Arantxa Caminos García e Irene Ansa Eguileta, las educadoras comunitarias de Kabia, van a juntar a 30 individuos: la mitad serán personas autóctonas y los 15 restantes migrantes, que pertenecen a programas como Ahlan Bek –otro de los proyectos del Lantxotegi Elkartea que se basa en la acogida, acompañamiento y formación en competencias básicas–, Kideak, etc. Una vez cerrado el grupo, Kabia –nido, en castellano– les ofrecerán formaciones para tratar cuestiones que vayan surgiendo, y realizarán actividades de ocio y tiempo libre dos veces al mes.

Además, irán de convivencia que es donde realmente uno crea vínculos estrechos. “La idea es que no solo queden en estas experiencias sino que luego las personas que son acogedoras de forma natural hagan de puente”, afirma Caminos. Las educadoras comunitarias quieren que esa relación se prolongue en el tiempo, de ahí que en diciembre cuando acaben las actividades de ocio que los participantes han propuesto, continúen en contacto con ellos.

La segunda actividad busca promover la participación en la zona donde habitan. Para ello, las propulsoras de Kabia prepararán encuentros con servicios de los barrios para que conozcan los recursos y los servicios que tienen a su disposición. “Si alguno quiere apuntarse al fútbol, pero teme ir solo por inseguridades, seremos nosotras quienes le acompañaremos a los distintos clubes navarros”, confiesa Ansa. Estos lazos se trabajarán sobre todo en la Errotxapea, Milagrosa y Casco Viejo porque es donde hay más población migrante y donde se mueve más la chavalería de Kabia.

La tercera propuesta va dirigido más a la población en general, ya que la intención es trabajar las barreras culturales, juntándose dos veces al mes en grupos del todo diversos e intercalando opiniones para conocer otras culturas y romper con los estereotipos. “No solo hay que darles la bienvenida, sino que hay que realizar acciones pequeñas en el día a día, que supongan una buena acogida para los migrantes”, subraya Caminos. Y sentencia su compañera: “Nosotras animamos a todo el mundo a que colabore. Como proyecto participativo que es estamos abiertas a escuchar y a tener en cuenta todo tipo de opiniones y aportaciones”.