Javier Extremado y Pili Jiménez, concejales de Festejos y Bienestar Social del Ayuntamiento, dieron comienzo ayer a las fiestas de Corella. En su discurso, se acordaron de los dos años sin fiestas y animaron a la gente “a disfrutarlas a tope con mucha alegría, respeto y libertad”, antes de gritar el popular “Corellanas, corellanos, viva San Miguel, viva Corella, viva Navarra y felices fiestas”.

Jóvenes disfrutando del gran ambiente de Corella.

El día comenzó a las 10:30 de la mañana con el lanzamiento de cohetes en la residencia de ancianos Hogar San José con la presencia del alcalde, Gorka García, miembros de la peña el Tonel y algunos concejales. El alcalde afirmó que le gustaba “compartir con los abuelos y abuelas este día tan especial” y no dudó en echarse unos bailes con ellos. Para los mayores se organizan durante todas las fiestas actividades como la rondalla centinela y conciertos diarios que les amenizarán la sobremesa. La residencia acoge a 52 ancianos con estancia completa y 20 más acuden solamente a pasar el día. Los residentes encargados de lanzar el cohete fueron José Bienzobas, Jon Irisarri, Tomás Jimenez, Teresa Chivite, Josefa Catalán y Araceli León.

Jiménez y Extremado dentro del Ayuntamiento.

A las 11:15 horas, en el salón de plenos, tuvo lugar el acto de entrega de las subvenciones, que este año han sido de 5.000 euros para las peñas el Tonel y Gracurris. A recogerlas acudieron sus presidentes, José Antonio Ayala Jiménez, de la peña el Tonel; y Antonio Cueva Azcona, de la peña y club taurino Gracurris. El Tonel se fundó en 1938 y Ayala lleva como presidente nada menos que 57 años, aunque aseguró que este “es su último año como presidente”. Por su parte, Gracurris se fundó en 1952 y, aunque Cueva Azcona lleva al menos 40 años como presidente, este afirmó que “seguirá mientras el cuerpo aguante”.

Un grupo de jóvenes instantes después de lanzarse el cohete.

Además, Gorka García impuso un pañuelo de fiestas de Corella a Santiago Catalán Navarro, nacido en Corella, pero cuyos padres emigraron a Argentina cuando era un niño. Catalán, que actualmente vive en la ciudad argentina de El Salto, llevaba 57 años sin ver Corella y comentó emocionado que “había sido un regalo de una de sus hijas” y que le “ha hecho mucha ilusión ver a su familia en Corella y el detalle del Ayuntamiento”.