Siguen un camino que no empezaron, pero en él avanzan con paso firme. Las bodegas Mendiko (Aibar/Oibar), Aristu y Azpea (Lumbier) son negocios familiares que ya han pasado a la segunda generación. Asentados en una zona de tradición vitivinícola de muy largo recorrido, con la personalidad propia que le dan su ubicación geográfica a las puertas de los Pirineos.

A los tres les unen lazos, de pequeños productores (vignerones) artesanos del vino. También comparten una filosofía común, son vinos de cultivos completamente ecológicos. “A mí me criaron en este concepto, el del producto ecológico y el de comprar al pequeño productor”, expresa Ibon Ollo, relevo de su padre Juan Ramón, en Aristu. “No he conocido otra cosa, para mí esto es la normalidad”, completa Gorka Pérez, que junto a su padre Javier se ocupa de la parte vinícola de Azpea.

Ambos han aprendido de la generación anterior el cuidado de la tierra. “En el proceso no añadimos sulfitos, no filtramos ni clarificamos. El vino es un producto vivo”, declara Ibon Ollo al tiempo que explica su método de trabajo de mínima intervención que sigue los ciclos lunares.

“Nuestro objetivo es dejar la tierra igual o mejor que nos la encontramos”, completa Gorka Pérez, defendiendo que ante el cambio climático, la agricultura ecológica es una necesidad.

En el cercano Aibar, las Bodegas Mendiko son un referente del vino ecológico, que también cuenta con relevo. El joven Imanol Ibero cogió el testigo de su padre, Víctor, quien ya en el año 2001 obtuvo la primera cosecha de uva propia y montó la bodega. Compartió con los de Lumbier inicios e inquietud. Fueron pioneros. Ahora hace 8 años que Imanol hizo del vino y de la bodega su proyecto de vida. Acabó sus estudios (Grado Superior Energías Renovables aplicadas a edificios), La vida en la ciudad no le atraía y fijó su residencia en Aibar.

Mendiko produce 100% certificación ecológico en formato embotellado (entre 16.000 y 18.000 botellas anuales). Vino del año, principalmente garnacha, y algo de rosado en formato a granel.

Imanol recuerda los inicios, como testigo de las transformaciones sociales. “Pedían cambios también en el vino de aquel hombre mayor rudo y tozudo. La gente nos preguntaba qué era eso de lo ecológico. Ahora está en boga. El consumidor lo demanda y la Administración lo potencia. Nosotros vinculamos nuestra producción ecológica (que no es de gran volumen) a circuitos cortos para hacer una sociedad resiliente y ecológica de verdad. Es el resultado de una reflexión permanente para causar el menor impacto posible al entorno. Es así como lo entendemos”, argumenta. Este trabajo, asegura, le arraiga más y de forma distinta a la tierra . “Es una relación entre iguales que gestionan el mismo entorno”. Dice Imanol que tendremos que acostumbrar nuestro paladar de manera natural al sabor que el cambio climático da a la uva y a vino. Esto también sienta su base en la ecología.

Mendiko, Aristu y Azpea forman parte, como Lezaun y Baztango Xurie, del proyecto Biba Ardoak, que aglutina hasta 14 pequeños productores de vino ecológico de Euskal Herria.