Un estudio reciente realizado por el Instituto Navarro de la Juventud-Nafarroako Gazteriaren Institutua (INJ-NGI) ha determinado que los jóvenes navarros y navarras que residen en localidades de menos de 10.000 habitantes se sienten satisfechos con la vida en su municipio, con una puntuación media de 8,3 sobre 10.

Es el caso de Maria Lozano Beorlegi, una joven sangüesina que después de haber vivido en diferentes ciudades decidió volver a su pueblo para asentarse y emprender un negocio de lo más novedoso en la zona.

Laztana Tattoo Shop es el primer estudio de tatuajes de la comarca de Sangüesa y abrió sus puertas a finales de septiembre. La sangüesina vivía en Pamplona y trabajaba como tatuadora en un estudio pero cuenta que cada vez que podía se escapaba a ver su familia.

Reconoce que siempre ha estado muy unida a su localidad y esa fue la razón que la empujó a abrir su propio negocio en Sangüesa: “Los pueblos están envejeciendo y por eso me parece importante apostar por emprender aquí y hacer pueblo”, afirma.

Maria Beorlegi comenzó a interesarse por el mundo del tatuaje cuando estudiaba la carrera de Bellas Artes y tras finalizar los estudios decidió llevar a cabo esa idea y realizó un curso de tatuajes en Barcelona. Sus primeros clientes fueron amigos, luego amigos de sus amigos y poco a poco el círculo se fue expandiendo.

Sin embargo, la artista explica que hubo una época donde dejó de lado esta faceta y aprovechó para cumplir otro de sus propósitos, estudiar un máster de Ilustración y Cómic.

Su trabajo llamó la atención de una editorial catalana y en 2020 publicó el libro Himalaya. Montañas que tocan el cielo. Desde hace un par de años la sangüesina compagina las facetas de tatuadora profesional e ilustradora y ahora acaba de convertirse en emprendedora.

Yo el tatuaje lo veo más como una artesana que como una artista

Maria Beorlegi - Tatuadora e ilustradora

Laztana Tattoo Shop ha tenido muy buena acogida en Sangüesa según cuenta Maria Beorlegi: “A la inauguración acudió mucha gente, estoy muy contenta por la respuesta que ha tenido el estudio, nada más abrir ya empecé a dar citas, aunque ya contaba con algunas”, explica.

Trabaja diferentes estilos de tatuaje y afirma que no le gusta centrarse únicamente en una técnica concreta ya que, en su opinión, es la mejor manera para aprender y desarrollar un estilo propio.

También destaca que le gusta amoldarse a los gustos y a lo que pide el cliente: “Yo el tatuaje lo veo desde la figura de una artesana más que desde la figura de una artista”, explica.

Hoy en día acuden a los estudios de tatuajes mujeres y hombres de todas las edades. Para la sangüesina es una señal de que cada vez van disminuyendo los prejuicios hacia los tatuajes. En cuanto a la figura del tatuador, Maria Beorlegi opina que se trata de una profesión muy masculinizada pero que poco a poco se van viendo más mujeres en la industria.

A pesar de los riesgos que puede suponer emprender un negocio en una zona rural como la de Sangüesa, la joven no tuvo problemas a la hora de encontrar un local que se ajustara a todas sus necesidades: “En un principio lo quería en la calle Mayor por la ubicación, pero este local cuenta con dos entradas y es muy luminoso, algo imprescindible para mi trabajo y para que sea un espacio acogedor”, explica.

Maria Beorlegi vio la oportunidad de abrir su propio estudio de tatuajes en Sangüesa y no dudó en llevarlo a cabo. Un gesto que puede inspirar a aquellos jóvenes que, al igual que ella, deseen poner en marcha nuevos proyectos en sus localidades. l