La llegada de los malos augurios previstos para 2023 no se traducirán en una gran recesión como fue la de 2009, sino que en todo caso “será una recesión técnica que al final de año se traducirá en crecimiento”. Con estas palabras Joseba Madariaga, director de Estudios de Caja Laboral ha explicado los números que se esperan para el año que viene, un año que, al igual que ha sucedido en los dos anteriores, se adentra en la incertidumbre que tiene atrapada la economía como consecuencia de los últimos sucesos. Según explicó Madariaga, “la recesión que esperamos no tiene nada que ver con la de 2009. Aquella devino por unos desequilibrios muy importantes a nivel macroeconómico que ahora no existen. Hay una deuda del sector privado y del público, pero el privado está más sano que en 2009. Caso de que llegue la recesión no es comparable con aquella. En realidad la de 2023 será técnica, puede que haya dos trimestres consecutivas de caída del PIB, pero en el conjunto del año habrá crecimiento. Es complicado interpretar los datos”.

El responsable de estudios ha explicado esta mañana el Informe de la Economía Navarra 2021 de Laboral Kutxa en Tudela, ante numerosos empresarios y autoridades como la consejera de Hacienda, Elma Sáinz, el de Industria, Mikel Irujo o el director territorial de la entidad, Javier Cortajarena.

Dentro de este análisis se espera una subida de tipos del 0,5% en diciembre, que repetirá con otro 0,5% en el primer trimestre del año, aunque algunos hablan de un 0,75% en diciembre. Con respecto a la subida de precios Madariaga auguró, con reservas, que “habrá que esperar a ver qué sucede con la recesión técnica en Europa, pero en términos de precios esperamos una inflación de un 9%, 7%, 5% y un 3% en los diferentes trimestres de 2023, aunque es muy arriesgado hablar de todo el año que viene”.

En lo que respecta precisamente al IPC, ha explicado que la principal subida se debe a cuatro ejes principales, los alimentos (22,6%), el transporte (13%), la vivienda y la energía (14,2%) y los restaurantes y hoteles (13%), de hecho, que a fecha del pasado mes de octubre el IPC fuera del 7% corresponde en un 6% a esos cuatro grupos, ha asegurado. Como comparación al alza de precios que se está experimentando, ha indicado que en el segundo trimestre de 2022 se ha consumido un 8% menos que en el segundo trimestre de 2019 pero, por contra, se ha gastado un 7% más. En su análisis ha mostrado cómo la energía y los otros factores están claramente descendiendo de forma paulatina, si bien los alimentos siguen su ascenso. “Es difícil no ser negativo en cuanto al futuro, pero hay que ser claro y decir que Navarra ha sorteado con éxito la pandemia con un PIB por encima del Estado, La recuperación es claramente mejor en Navarra que en el resto de España”, ha anunciado si bien ha señalado que el sector agroalimentario se está desacelerando aunque “dentro de una cierta estabilidad”, lo contrario que el sector automovilístico que está viviendo constantes “vaivenes”.

Según ha analizado el confinamiento frenó la economía y al ser del mismo se disparó el consumo, especialmente de los bienes, ya que la actividad no estaba liberada al 100%. “Eso tensionó al mercado de materias primas y se produjo la inflación a finales de 2021. Pensábamos que eso era temporal pero llegó la guerra y se convirtió en un problema más duradero. Antes había un problema de exceso de demanda y luego se transformó en un problema de oferta”.

Tras este análisis estima que el crecimiento de Navarra en 2023 rondará el 1%, mientras que el cierre de 2022 podría alcanzar el 4%, unas cifras que confirmó las estimaciones de la consejera de Hacienda, “no hay evidencias de un deterioro de la actividad económica, solo una desaceleración”, ha matizado Sáinz, “algunos expertos hablan de que el deterioro no será tan acusado. Pese a todo, lo que da certeza son las políticas públicas de gasto y se ha demostrado que la austeridad no es una solución”.

Por su parte Cortajarena ha hecho hincapié en unas previsiones mejores de lo esperado ya que hasta el momento se ha producido durante el año “un incremento del 40% en cuanto a los créditos con respecto a 2021, especialmente centrados en las grandes y medianas empresas” a lo que ha añadido que el otro indicador que puede alertar, la morosidad, “está en mínimos y de momento no se han detectado repuntes”.