Tras el parón de dos años por la pandemia, la cofradía de San Antón de Urdiain sumó el sábado un nuevo capítulo en sus más de tres siglos de historia. Y es que se volvió a reunir a honrar a su patrón, una celebración que se traslada al fin de semana. Heredera del pasado arriero del valle de Burunda, esta cofradía se fundó en 1691. “En mi opinión, su origen es anterior y ese año el obispo dio orden de que se crearan. De ese mismo año era la de Alsasua”, observó Miguel Ángel Sagaseta, párroco de Urdiain y persona erudita. Al respecto, recordaba que en el retablo de la parroquia, realizado entre 1624 y 1630 por Miguel de Peruzurgin, hay una talla de San Antón en el primer piso. “Había mucha devoción. Se preguntó al pueblo que santos querían poner y decidieron que fueran San Juan Bautista, San Fermín y San Blas además de San Antón. Las esculturas son de Juan de Bazcardo, autor también de la cruz de la catedral de Pamplona”, apuntó. 

Aunque ha llovido mucho desde entonces, la cofradía sigue viva, con 43 miembros en la actualidad después de que ayer se registraran tres bajas desde el último encuentro, las de Juan José Andueza Zufiaurre, Antonio Goikoetxea Mendiluze y Daniel Agirre Etxeberria. Altas no ha habido. “Hay algunos jóvenes interesados”, observó Miguel Ángel Zubiria, secretario de la cofradía. Al respecto, apuntó que la cofradía no está cerrada a la incorporación de las mujeres, ni tampoco de los solteros. “Son leyendas urbanas. No hay ningún artículo que diga nada”. 

Tras la misa, bendiciones lau haizetara y entonar la canción de San Antón, los cofrades almorzaron en la sociedad Tintinitturri, donde se nombraron los nuevos mayordomos, Javier Ayestarán y José Ramón Irigoien, abanderado y tesorero respectivamente, en sustitución de Iñigo Etxeberria y Josu Lanas. Después no faltó una comida y merienda en la casa de los mayordomos.

En Bakaiku también conmemoran a San Antón

A la misa de la cofradía de Bakaiku, con 82 miembros, acudieron una veintena. N.M.

Si bien la cofradía de San Antón de Bakaiku se reunió el pasado año, la situación sanitaria exigía prudencia y no hubo comida de hermandad. Con la vuelta a la casi normalidad, el sábado volvió a celebrarse como siempre pero con menor afluencia. Y es que a la misa acudieron una veintena de personas, grupo que creció hasta 36 en la comida. En la actualidad son 82 cofrades, tras los decesos de Esteban Erdozia e Isidoro Lopez de Zubiria a lo largo de estos últimos doce meses.

De todo ello se da cuenta en el libro de actas que se estrenó el pasado año, una vez se completó el anterior, que databa de 1858. Pero aún hay otro más antiguo, de 1715, en el que se documenta la constitución de esta cofradía para honrar al patrón de los animales en unos tiempos en los que el ganado era parte fundamental de la economía familiar, más aún en una zona de arrieros que transportaban con mulos mercancías entre el interior y la costa. Así, son más de 300 años recogidos con cuidada letra de una parte de la historia de Bakaiku que comienza a escribirse con los 13 capítulos que la gobiernan, en ninguno de los cuales se dice nada sobre la incorporación de las mujeres. Por ello, se mostraban receptivos.  

Ayer también fue el relevo de cargos. Así, Eduardo Urrestarazu pasó el de mayordomo a Xabier Goikoetxea-Ziordia, hasta ahora velero. Cogió su testigo Pexe Zelaia. 

Asimismo, en el encuentro se propuso dotar a la cofradía de carácter asistencial, de ayuda a los cofrades y sus familias en caso de reveses de la vida, sugerencia que se estudiará. Lo cierto es que Urdiain se ayuda a la familia en los gastos del sepelio de los cofrades fallecidos con 300 euros.

En la vecina Iturmendi, donde también continúa viva la cofradía de San Antón, se volverán a reunir hoy con una misa y después en torno a una mesa.