Reutilizar unos vaqueros viejos para hacer delantales, convertir un jersey estropeado en unas manoplas o coser un estuche con retales. El reciclaje es la filosofía que sigue Esther Mendioroz para llevar a cabo su mayor pasión: la costura.

La sangüesina lleva años impartiendo clases de costura en la localidad, aunque también lo hizo en Noáin. El pasado 20 de enero inauguró su nuevo taller creativo y ha conseguido crear un espacio amplio y acogedor donde continuar con sus clases: “El local fue un supermercado y, después, se convirtió en una bajera de jóvenes, nos los encontramos muy sucio, ha sido una reforma larga pero ha merecido la pena”, explica la artista.

El local cuenta con varios espacios para los diferentes servicios que ofrecen. Por un lado, se encuentran la sala de costura donde se imparten las clases y a continuación, una sala multiusos. El taller también cuenta con un rincón con una mesa de trabajo para realizar arreglos de ropa y un probador. Por último, la parte trasera en un futuro servirá como taller de restauración de muebles y tapicería.

Siguiendo su filosofía de dar una segunda vida a las prendas, realizan arreglos de bajos, rotos o descosidos, cambio de cremalleras, etc. Pero no realizan modificaciones de ropa.

Con la ampliación del taller también ha incrementado el trabajo, por ello, se ha ampliado la plantilla con la incorporación de Lore Tabar.

En ‘El Taller de Esther’ aprenden a coser alumnas y alumnos de todas las edades, a partir de los seis años. La mayoría son de Sangüesa, Cáseda, Lumbier, Aibar, Gabarderal... Pero Mendioroz ha llegado a tener a alumnas regulares de Pamplona, Tafalla o Aoiz.

Los grupos están formados por personas con distinto nivel, que sirve como forma de crear sentimiento de grupo: “Procuro hacer grupos mixtos para que así también se ayuden entre ellas, es algo muy enriquecedor, aquí conoces a mucha gente, haces amistades y pasamos unos ratos muy agradables”.

Para muchas personas la costura resulta ser una vía de escape, una manera para desconectar de la rutina, y es que una vez que empiezas, te engancha: “La costura es una afición terapéutica, necesitas mucha concentración y te evade de todo lo demás”, explica Mendioroz.

CENTRO CREATIVO

Uno de los objetivos de Esther Mendioroz era crear un espacio donde cualquier persona creativa pudiera mostrar lo que hace: “Me gusta mucho traer talleres nuevos a Sangüesa porque muchas veces nos quejamos de que nos tenemos que ir fuera”, afirma. Por esa razón, ‘El Taller de Esther’ también ofrece la posibilidad de alquilar su sala multiusos por horas para todas aquellas personas que quieran ofrecer cualquier taller o curso creativo.

Ya se han organizado algunos talleres, por ejemplo, el fin de semana anterior se organizó el “Cero patatero”, un curso intensivo de 12 horas para aprender a coser: “Las personas que se apuntan vienen sin saber utilizar la máquina de coser y se van con sus proyectos terminados”, cuenta.

Este sábado habrá un taller sobre joyería polimérica y estampación textil. La sangüesina ha contactado con todo tipo de artistas para ofrecer talleres de lo más originales: máscaras para carnaval, fotos creativas con el móvil, hiloramas, ilustración de microcuentos, ganchillo, amigurumis, mosaicos, club de lectura y más.

Esther Mendioroz acaba de inaugurar su nuevo taller pero tiene la mirada puesta en el futuro. Más adelante tiene la intención de montar una pequeña tienda en su local y vender material básico de costura tanto para sus alumnas como para cualquier persona que, como ella, comparta afición por la costura.