Es un hecho histórico. Serán las primeras navarras en competir en un mundial de pole sport. Graciela Prado, Oihane Izco y Cristina Martiarena harán un backflip rumbo a Polonia en el mes de octubre. Su entrenadora, Amaia Beloki, se muestra enormemente satisfecha por el logro. “Ha supuesto mucho esfuerzo, sudor y lágrimas, pero todo el trabajo ha merecido la pena. Somos una familia, estamos muy contentas y vamos al mundial a por todas, con mucha hambre”.

Las tres deportistas navarras y la entrenadora de la escuela Backflip pole sport acudieron a finales de abril al clasificatorio de Portugal. España, pese a tener federación de pole –presidida precisamente por Amaia Beloki–, todavía es miembro observador y hasta el año que viene no tendrá convocatoria de Open. En categoría Parapole, Graciela Prado aseguró su clasificación para el mundial, mientras que Oihane Izco y Cristina Martiarena todavía tendrán que esperar para certificar su presencia en la categoría pole sport.

“Este clasificatorio se cierra en julio, mes en el que terminan los Open celebrados en Francia y a los que acuden el resto de competidores españoles que no han pasado por Portugal. Entonces sabremos si nos hemos clasificado, aunque parece que lo tenemos muy fácil. Vamos terceras en el ránking mundial, así que tenemos muchísimas posibilidades de llegar”, explica la entrenadora.

“Estamos muy contentas y seríamos las primeras navarras en un Mundial de pole sport. Este año nos hemos preparado para ir a por todas y hemos competido para eso. Nuestra idea era llegar. Luego, iremos al mundial con ganas, a por todas. Queremos disfrutar la experiencia y hacerlo todo bien”, remarca. 

Superación tras un accidente

Graciela Prado se agarró a la barra para recuperarse de un accidente de tráfico en el que perdió una pierna. “El pole sport me lo ha dado todo. Me dio autoestima y vi que podía hacer cosas. Venía con muchos miedos y complejos y, gracias al pole, me los he quitado”, asegura Prado. 

“Para ella, lo de quedarse en pantalón corto y enseñar la pierna ha sido muy duro. Ha ido superando sus miedos y sus traumas y estamos muy contentas”, añade la profesora.

Ahora, en su primer año, ya ha logrado la clasificación para el mundial. “Era la primera vez que competía y jamás había vivido tantos nervios y sobre todo tanta emoción. Lo he disfrutado muchísimo y solo puedo contar los días para el mundial”, sentencia. 

El salto de las ‘twins pole’

El caso de la dupla formada por Oihane Izco y Cristina Martiarena, conocidas bajo el nombre de Twins Pole, es muy diferente. Ellas llevan toda la vida compitiendo: desde pequeñas en gimnasia rítmica y desde hace tres años en pole dance artístico.

“Veníamos de la gimnasia, pero hemos tenido que ganar mucha fuerza. Además, hasta este año habíamos competido en categorías inferiores, así que ha habido un cambio de nivel muy alto. Ha supuesto mucho esfuerzo por nuestra parte y por parte de todas las compañeras porque somos como una familia”, señalan. 

Las navarras acabaron muy satisfechas de su actuación en Portugal. “Volvimos de competir en Italia y nos quedamos con una espinita que necesitábamos quitarnos. Trabajamos muy duro, nos preparamos mental y físicamente cada día y el resultado de Italia no fue el esperado, pero esta vez en Portugal sí, hemos sido nosotras mismas con la calidad que nos caracteriza y estamos muy orgullosas”.

El ‘pole’ crece en navarra

Backflip pole sport es la escuela de pole creada por Amaia Beloki, atleta, jueza, coach internacional y presidenta de la federación española de pole. Tras comenzar a impartir clases hace más de diez años, en 2020 fundó su propia escuela, en la que enseña diferentes estilos de este deporte. A día de hoy, comparte su pasión con más de 150 alumnos y alumnas, una cifra que no para de crecer.

“La práctica del pole sport combina disciplinas muy variadas como la fuerza, la flexibilidad y la técnica. Es un deporte completo cuyos beneficios trascienden más allá de la barra que lo representa. El pole fomenta el espíritu de satisfacción, de superación de barreras físicas y miedos y el empoderamiento personal. Y, cómo no, compartir sudores, risas, estrategias, palabras de aliento y aplausos hace que se cree un espacio de ocio, trabajo y compañerismo único”, concluye la profesora.