La Asociación de Vecinos de Erripagaña ha presentado ya su queja ante el Defensor del Pueblo, tal y como avanzó este periódico la semana pasada, “ante la situación de abandono” que sufren por parte de las administraciones públicas que tienen competencias en ese ámbito: el Gobierno de Navarra y los ayuntamientos de Burlada, Pamplona, Egüés y Huarte. Este barrio fragmentado, para el que llevan años demandando dotaciones y servicios (no tiene escuela infantil ni centro de salud, proyectado para 2026), cuenta actualmente con 4.500 viviendas habitadas, y se prevén que al final serán 6.300. Estos datos proyectan una población actual de 12.400 personas y una final de 17.300.

Critican desde la entidad que en cuanto al servicio de limpieza viaria, “se da el caso de que tres ayuntamiento diferentes con tres servicios de limpieza diferentes limpian una misma calle, cada una su tramo. En jardinería, otro servicio básico, también son patentes la diferencia de riego y verdor. La misma ineficacia, ineficiencia, incoherencia y falta de calidad se da en temas como la señalización viaria, asfaltado, actuaciones invernales…”, denuncian, y critican que es “paradigmático” el servicio de policía local, “que es diverso según la capacidad de cada cuerpo, aunque tiene en común que para cada policía el trozo de Erripagaña no es relevante respecto al resto de cada municipio”. Este servicio, dicen, “viene siendo recortado en diferentes municipios del barrio como Burlada (se ha pasado de 35 policías a 29) y el Valle de Egüés (que cuenta con 19 agentes cuando según el ratio por población que establece la norma deberían ser entre 30 y 40), y que plantea la duda razonable de si estos municipios tienen plantilla suficiente para dar servicio a Erripagaña. Mientras, bares y comercios de Erripagaña reclaman seguridad tras la oleada de robos en el barrio”. En cuanto al transporte público urbano, señalan que Burlada y Huarte no tienen conectado su núcleo urbano con Erripagaña, mientras que Pamplona y Valle de Egüés sí. Y solo Pamplona cuenta con estaciones de bicicletas eléctricas o con infraestructura de recarga de vehículo eléctrico. 

Y es que según han censurado, el Gobierno de Navarra “ha retrasado las dotaciones educativas y sanitarias que le corresponden” y los ayuntamientos no han proyectado nada, y se limitan a un gasto mínimo de mantenimiento mientras recaudan suculentos ingresos”. Mientras tanto “se multiplican las desigualdades en derechos y obligaciones. Uno de los ejemplos más flagrantes se da en las tasas de contribución urbana. La de los vecinos que pertenecen a Pamplona es un 80% más alta que la de los del Valle de Egüés. Pamplona cuenta con una tasa contributiva para el 2022 del 0,3948%, Burlada del 0,338%, Huarte del 0,2555% y el Valle de Egüés del 0,22%”. 

Subvenciones y deporte

También hay ejemplos de desigualdades en el ámbito educativo en cuanto a las subvenciones para el comedor escolar, “que dependen del empadronamiento. También en las escuelas infantiles municipales: la de Mendillorri, siendo más cercana a los burladeses y sarrigurenses de Erripagaña que a los pamploneses, deja de facto fuera a quienes no estén empadronados en la capital. En cuanto a las escuelas de música municipales, la burladesa Hilarión Eslava, a pesar de ser la más cercana para los pamploneses de Erripagaña, tiene unas tasas prohibitivas para los no empadronados en Burlada (262 euros pagan los empadronados por Instrumento ciclo 1, frente a los 1.619 que pagan los no empadronados)”. Sucede algo parecido el ámbito deportivo. “El campo municipal de fútbol de Erripagaña (del UCD Burladés) se sitúa frente a viviendas pertenecientes a Pamplona. “A pesar de ello, en las escuelas deportivas de fútbol base, difícilmente pueden obtener plaza los niños de dicho bloque porque la prioridad es para empadronados en Burlada”. Desde la asociación vecinal ya avanzaron que se movilizarán para reclamar (y tratar de conseguir) soluciones.