Jesús Antonio Amigot Arrondo, de 74 años, ha fallecido hoy en el Hospital Reina Sofía de Tudela después de que resultara herido en el encierro del 26 de julio con un traumatismo craneoencefalico y una herida abierta. 

Un varón de 74 años sufre un golpe en la cabeza en el segundo encierro de las fiestas de Tudela

Un varón de 74 años sufre un golpe en la cabeza en el segundo encierro de las fiestas de Tudela LEO AGUADO

Jesús Amigot estaba corriendo en el encierro en la calle Camino Caritat cuando la manada le arrolló y cayó al suelo golpeándose en la cabeza. Las graves heridas que sufrió hicieron desde un principio temer por su vida. Hoy 13 días después ha fallecido. El funeral será mañana en la iglesia de San Jorge el Real a las 18.30 horas. Jesús Antonio Amigot estaba casado y tenía un hijo.

Tres fallecidos en la historia del encierro de Tudela

Es el tercer fallecido en la historia de los encierros de Tudela, tras los ocurridos en 1988 y 1991.

El feriante Alejandro Hernández y el pastor murchantino Ernesto Aguado habían sido hasta la muerte de Jesús Antonio Amigot Arrondo los únicos muertos en la historia del encierro de Tudela. En ambos casos, la mala suerte jugó un papel decisivo.

La mañana de Santa Ana de 1988, los tudelanos debatían la posibilidad de un cambio de recorrido ante la falta de alicientes del encierro. Nadie podía prever que la tragedia estaba ya planteando su particular trazado. De hecho, lo hizo cruzándose con la vida del logroñés Alejandro Hernández Sáenz, de 44 años, al que un novillo le dio tal revolcón a la altura del ya desaparecido self-service Iván que lo dejó en coma. Dos días después, falleció en Pamplona. En el desenlace tuvo bastante que ver una complicación en su estado debida a un problema de coagulación sanguínea que no pudo evitar una transfusión de 10 litros de sangre.

Sólo tres años después, el pastor Ernesto Aguado Gallipienzo, natural de Murchante y de 61 años, fue empitonado cuando los novillos de Adolfo Lahuerta ya habían finalizado el recorrido del día de Santiago. Cuando se disponía a separar a los morlacos para introducirlos en el camión que los iba a transportar al Azudillo, en Arguedas, uno de los bichos fue a por él sin darle tiempo a reaccionar. Le corneó y lo arrastró por el suelo sin que el resto de los pastores que se encontraban allí, incluído su hijo (que también resultó herido leve), pudieran hacer nada. El parte médico hablaba de “herida por asta de toro en región subclavícula derecha, de 5x3 centímetros, con fractura de costillas que penetraron en la cavidad pleural originando ruptura pulmonar con neumotórax masivo”. El desenlace no pudo ser peor y Aguado falleció en el hospital