e decido empezar un libro. Como es el primero que leo de esa autora, me informo. Correcto. Ya que he empezado esa búsqueda aprovecho para mirar periódicos, dos o tres noticias, pienso, pero acaban siendo más y además rastreo un par de páginas de calzado y reviso el correo. Contesto dos. Bueno, ya, me digo, hasta aquí y me levanto para preparar una infusión llena de beneficios que confío que acabará con las distracciones y de paso tiendo una lavadora.

Conforme abro el libro y aterrizo en la escena tengo que saber dónde está exactamente Moreton (Pensilvania), aunque el punto que busco está a cinco kilómetros, pero por ahora basta. El mismo nombre se repite en otra localidad inglesa Moreton in Marsh. Poco más tarde buscaré Snowy Top y sabré que hay al menos un monte con este nombre en Ohio, en la frontera con Pensilvania, y otro en Idaho, aunque puede haber veinte mil dada la originalidad de la denominación. Kilimanjaro también significa eso, más o menos, pero me estoy yendo. Llego a la página trece y he de buscar la palabra almazuela, que una vez encontrada resulta que no es otra cosa que patchwork. Siempre vinculándola a EEUU y la primera entrada me informa de que es una artesanía de Cameros, poco publicitada por lo que traslucía de necesidad de aprovechar hasta el último retal. Dedico un rato a conocer la historia de la práctica, casi universal, las obras son notables. Las fotos del patchwork-almazuela que envuelve las momias de unos gatos me lleva a acordarme de otros congéneres del Museo Egipcio de Barcelona y busco la dirección exacta y me entero de la oferta de cursos. Qué interesante. Vuelvo al libro algo desazonada. Hace más de hora y cuarto que lo había cogido. La información me intoxica.