Andalucía ha dejado de ser el feudo histórico del PSOE. El actual presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, ha logrado en las urnas una contundente e histórica mayoría absoluta, ha frenado el fuerte avance de Vox, ha liquidado a Ciudadanos ya ha obtenido más votos y escaños que toda la izquierda junta. Y además ha pintado de azul, su color corporativo, el mapa electoral de Andalucía tras vencer en las ocho provincias andaluzas. Como dato relevante, el PP gana en la provincia de Sevilla, donde el PSOE había logrado la victoria en todas las convocatorias electorales de cualquier tipo, desde las municipales hasta las autonómicas, las generales o las europeas. Juanma Moreno rentabiliza su acción de gobierno y gana en todas las provincias, obtiene 58 escaños y podría gobernar en solitario. Los populares dejan muy atrás al PSOE, que se queda en 30 tras perder tres, y contienen a Vox, aunque sube otros dos hasta 14. Los partidos a la izquierda de los socialistas se desploman de 17 a 7 diputados y Ciudadanos, que desaparece. El mejor resultado en Andalucía para los populares de Juanma Moreno, superior a los 50 que consiguió Javier Arenas en 2012, el techo del partido, deberá traer una reflexión profunda entre los partidos de izquierda y en el Gobierno progresista de Pedro Sánchez. Las fuerzas a la izquierda del PSOE, Por Andalucía (que integra a IU y Podemos con otras fuerzas de izquierda) y Adelante Andalucía (liderada por Teresa Rodríguez), se quedan muy lejos de los 17 escaños que lograron conjuntamente en 2018 y obtendrían por separado menos de la mitad, siete, tras dejarse más de 5 puntos de apoyo en las urnas después de la división vivida en el tramo final de la última legislatura. La desmovilización de la izquierda ha sido clave y un mensaje de cara a las próximas citas electorales de carácter estatal para las que el PP aparece en cabeza, según todas las encuestas. El desembarco de las huestes sanchistas en Andalucía para desalojar a Susana Díaz del aparato de poder no ha tenido réditos electorales y ha supuesto una pérdida de 1,3 millones de votos. Las fuerzas a la izquierda del socialismo tampoco han cumplido objetivos. Los resultados dejan claro que es necesario una nueva izquierda con nuevas ideas y proyectos y no sólo como freno a los ultras de Vox. En el Gobierno central de coalición deben tomar buena nota.