¿Qué tienen en común el español Pablo Casado, el argentino Mauricio Macri, el boliviano Carlos Mesa, la peruana Keiko Fujimori, el chileno José Antonio Kast y el colombiano Iván Duque? Pues bastante. Lo más evidente es su ideología derechista. Además, todos ellos han sido derrotados electoralmente en los últimos años por el candidato de la izquierda. Y, lo que es más decisivo, todos y cada uno habían sido previamente apoyados públicamente por el escritor Mario Vargas Llosa. Desde el domingo, el brasileño Jair Bolsonaro forma ya parte de esta ilustre nómina tras su fracaso ante Lula da Silva. También él había recibido su correspondiente respaldo de parte del nobel peruano. Siete de siete. Todo un récord. Donde pone el ojo pone la bala, este señor. Te manda un mensaje de sostén y ya estás muerto para la política. Hay una larga lista de gente que confirma el dicho que ser un buen escritor o escritora no es incompatible con ser una mala persona o, simplemente, un gilipollas. De la calidad personal de Vargas Llosa algo dejan entrever su vida social y sus declaraciones o artículos publicados en prensa, unas lecturas a obviar u olvidar si no quieres ver disipada la admiración que produce buena parte de su obra literaria. Te tienes que sentir muy tonto del culo después de siete fiascos electorales seguidos, pero hay edades en los que ni el más sonoro de los ridículos hace que te pongas un filtro. Imagino el sudor frío que le puede correr por la espalda al próximo paladín de la diestra hispana o latinoamericana al que el escritor arequipeño brinde su aliento. La cagaste, chaval. Guárdenme la confidencia, pero he oído por ahí que Varguitas iba a respaldar a Feijóo el año que viene. ¿O era a Javier Esparza, la próxima primavera?