El Convenio Económico es uno de los pilares del autogobierno foral. “En los Convenios Económicos se determinarán las aportaciones de Navarra a las cargas generales del Estado, señalando las cuantías de las mismas y el procedimiento para su actualización” (Artículo 45 del Amejoramiento del Fuero). La ministra de Hacienda vino a Pamplona para la firma de su actualización hasta 2025. Montero, de sonriente desfachatez, altiva en sus afirmaciones, negó que hubiera considerado el Convenio como un “privilegio financiero injustificado” (hemeroteca). Ahora lo valora como “constitucional, transparente y adecuado”. Hasta vistió de rojo, a juego con la bandera de Navarra. Camuflaje de oportunista. Se aprovechó su visita para presentar la candidatura de Elma Saiz, su actual homóloga en Navarra, a la alcaldía de Pamplona. Saiz huyó de la modestia de una concejalía para ocupar despacho de consejera en el Gobierno de Chivite. Como hiciera Itziar Gómez, de Geroa Bai. Desde septiembre, además, en el escaparate de la portavocía. Figuraba en la lista de Esporrín, ahora relegada. De conformidad y con expectativa de otro cargo, según sus declaraciones. La política como sociedad mercantil. Pocos días antes de la firma, la presidenta Chivite llevó a Madrid el acto institucional del 40º aniversario de la LORAFNA, Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra (1982) derivada de los derechos originarios e históricos del antiguo Reino de Navarra. Servil pleitesía al Estado. A su socio principal le molestó mucho. Barkos anunció que, “desde el respeto institucional”, Geroa Bai no asistiría. Como formación política, claro. Allí estaba Koldo Martínez, senador autonómico, miembro muy visible de la coalición, en relajada vecindad con Cerdán, capitán de los socialistas navarros y domador de organización del PSOE. Le estaría diciendo que son unos “listillos” en materia de memoria democrática. O indagando si el PSN le apoyaría para Alcalde.