Flamante seleccionador de la que llamamos La Roja porque nos suena un poco mejor que La selección estatal, como decíamos antes con nuestros atávicos complejos: Permítame que, de entrada, le diga que, pese a que son ya unos años viéndole con su actual aspecto, en mi cabeza está aquel tipo de desordenada cabellera rizada y bigote negro que llevaba a la espalda el 3 del equipo de mis amores cuando todavía me enfervorizaba el fútbol. Cómo me gustaba verlo correr la banda izquierda y volver a toda leche a defender. Le tengo desde entonces una enorme estima, así que le deseo lo mejor en la complicada andadura que acaba de emprender. Qué bonito sería que un día mi selección se las viera en el campo con la que usted entrena.