Dice Javier Esparza que “las decisiones aquí, ni en Bilbao ni en Madrid”. Lo que no le importa tanto es que se tomen más allá. Lo atestigua la chapita esa que se pone en el ojal, el círculo de colorines de la Agenda 2030. Si supiera de qué se trata tal asunto, que amerita mostrarse como hombre anuncio, seguro que tendría muchas cosas que departir con Ione Belarra, a la que han montado un Ministerio con el único propósito de mover esa agenda. Casualidades, Esparza en eso se parece a Tito Berni, el diputado corrupto y putero, que no se separaba del pin, que siempre lo lucía cada vez que tenía que intervenir en la tribuna. Porque ya se sabe: un simbolito progre con el que presentarse puede decir de ti mucho más que todo el torrente de porquería que se instruya en un sumario. Medalla un poco más lustrosa es la que le impusieron a Miguel Sanz en la Cámara de Comercio. Ahí, además de emocionarse y mostrar afecto a los asistentes, aprovechó para decir que Sayas y Adanero “no son dos personas agradecidas con UPN”. Lo que dice Sanz me merece siempre bastante más respeto que muchas otras cosas que se escuchan por ahí, porque es indiscutible que habla una persona con experiencia, con buena capacidad para la reflexión política, y que además, caso raro, es capaz de escribir por sí los artículos que publica. No creo que llegue a un diez por ciento los políticos que sepan llenar un folio con ideas suficientemente bien expresadas y mínimamente estructuradas. Pero lo que dice ahora el expresidente es una sandez, y él lo sabe. Cuando un partido elige a unos candidatos, como ha sido el caso de Sayas y Adanero durante los últimos veinte años, lo hace, en efecto, otorgándoles el privilegio de poder ejercer en una institución. Pero lo hace, también, de manera interesada, escogiendo aquellos que considera le pueden resultar más rentables en términos políticos. Es, dicho en una frase que bien entiende y utiliza Sanz, un “do ut des”, un “doy para que des”. Lo de atribuirles una deuda perpetua con UPN por haber tenido la oportunidad de representar a ese partido es argumento poco atinado. Como si un sanedrín de señoritos comprara las voluntades y la vida misma de quienes ponen en un cargo. A lo mejor, la deuda es en el sentido contrario, y resulta que con los dos diputados en las listas, su partido pudo mantenerse un tiempo mínimamente cohesionado, a pesar de tener como presidente a un inútil como Esparza. Precisamente, lo peor que tiene la afirmación de Sanz no es la injusta visión que representa, sino que se sitúa en esa caza al hombre que se libra sin cuartel, desde Príncipe de Viana y sus terminales caspa, contra los que denominan tránsfugas. Montar la batida evita preguntarse por qué se ha llegado hasta el límite de que dos referencias tales se vean obligadas a situarse fuera del proyecto, o hasta qué punto el de Aoiz está hundiendo definitivamente a UPN con su mediocridad y mendacidad. No dudo de que Sanz habrá reflexionado al respecto, pero creerá que nobleza obliga y se mantiene callado. Santos Cerdán ha pasado la semana haciendo dos cosas. Una, tratando de enterarse de qué diputados socialistas han participado en ágapes con una trama corrupta, y cuáles de ellos, además, han visitado prostíbulos y consumido farlopa. Dos, intentando mitigar los daños que este caso va a infligir, empezando por sí mismo, con bastante poco éxito, por cierto. Pero además, ha tenido tiempo para acercarse al Sadar a presenciar la semifinal de Copa. Y mira qué casualidad, una vez más en compañía de Óscar Arizcuren, quien fuera secretario general de UPN (con Barcina) y vicepresidente (con Esparza), a quien se encomendó negociar un posible acuerdo UPN - PSN en 2019. Arizcuren medró en AENA en épocas de Rajoy y Sánchez, y ahora parece que tiene otros horizontes profesionales. Uy, uy, uy. Que a lo mejor estamos ante la segunda generación de queseros; que mientras se hacen homenajes a Sanz en su retiro, han llegado otros que parecen incapaces de entender mínimamente lo que la historia enseña, y están caninos por recorrer los mismos cenagales. En el PPN han sido capaces de salir de la invisibilidad a la que les condenó su participación en Navarra Suma, están fichando gente y se han descarado con UPN y el PSN. Tienen encuestas con proyecciones francamente buenas. Pero están ante el gran riesgo de creer que una ola favorable les va a convertir en los mejores surferos. No soy nadie para aconsejarles. Si lo fuera, les diría que vale más una reflexión sobre las diez prioridades que tiene que afrontar Navarra de manera inmediata, que en dejar que una agencia de publicidad les organice las barrilas.