El proyecto anunciado ayer por el Gobierno foral para levantar 12.000 viviendas en el entorno de la nueva estación de tren de Etxabakoitz pone fín a un largo proceso de incertidumbre en torno al desarrollo de uno de los barrios más castigados de la ciudad, abocado a esperar y que no pudo decidir sobre su futuro. Un barrio con 5.200 habitantes que verá multiplicar a futuro su población por tres. El Ejecutivo foral ha dado en esta legislatura una vuelta al plan diseñado en 2010 -fraguado mucho antes- por UPN. En su nueva versión reduce en dos tercios la superficie comercial y terciaria tras consenso con las administraciones y ayuntamientos implicados. También se desliga -acuerdo con el Estado- del trazado de tren de alta velocidad cuyos proyectos en esta última fase de mandato parecen reactivarse (avanza el tramo entre Zaragoza y Zuasti) aunque no haya fecha cierta sobre su llegada a la Comarca y esté sin definir el enlace con la Y vasca. 2023 en este sentido puede ser un año clave. Un plan residencial (se plantearon 9.000 viviendas de una atacada) que bajo el interés general de la administración nació de los intereses de los promotores que adquirieron los suelos, aprovechando la previsión que había de ubicar la nueva estación en Etxabakoitz, y con el que se pretendió costear las obras de la nueva terminal a cargo de los suelos que se liberaban de las traviesas del tren en torno a la vieja estación del norte. Ayer se supo que el nuevo plan residencial podría ver la luz de forma definitiva a finales de año y que las obras podrían iniciarse entre finales del 2024 y comienzos del 2025. La papeleta corresponde en todo caso al nuevo gobierno que salga de las urnas. 10.481 viviendas en Etxabakoitz y otras 1.700 en San Jorge, sin duda, el mayor crecimiento que va a experimentar Pamplona y su Comarca en los próximos años. El consejero de Vivienda hablaba ayer de su potencial en VPO (la mitad de las viviendas serían protegidas) en un momento con una “demanda muy importante de vivienda”. Viviendas que se construirían “en función de la demanda”. Oferta esperada por los constructores y que se pone sobre la mesa en un momento en el que debate se centra más en la rehabilitación y en colmatar la ciudad preexistente. En todo caso el nuevo plan se haría por fases, todavía sin definir los diferentes ámbitos, y que podrían alterarse en función del trazado definitivo del TAV. Una oportunidad eso sí para regenerar el barrio y mejorar su conexión con el resto de la ciudad.