La contención de la tasa interanual de inflación en marzo, que se fijó en el 3,5% en Navarra y dos décimas menos en el Estado, sigue arrastrando el preocupante comportamiento del precio de los alimentos. Leche, aceite, azucar o mantequilla han tenido un comportamiento de artículo de lujo que ha catapultado sus precios hasta una subida media del 16,5% en el Estado y Navarra en el grupo de alimentos. Todo ello en un marco que ya permite medir el efecto real de las rebajas de IVA en el sector de alimentos que puso en práctica el Gobierno del Estado en enero pasado.

La evolución del mercado se ha comido esa rebaja y prácticamente la mitad de los grupos de alimentos primados con reducciones fiscales han seguido subiendo de precio. Puede resultar aventurado interpretar que esa diferencia ha ido en favor del margen de las empresas de la cadena de distribución pero tampoco es exagerado asegurar, a tenor de los análisis de precios realizados por las organizaciones de consumidores, que la implicación de las grandes distribuidoras en la contención de precios se ha transformado en un mero ejercicio de marketing en demasiadas ocasiones. En este sentido, recientemente, Facua advertía de que los productos anunciados por una de esas grandes cadenas como cesta de ahorro para el consumidor, no solo no lo aportan sino que casi la mitad no han bajado de precio y en torno a un 30% se han encarecido. En este sentido, la rebaja fiscal como estrategia de contención no parece resultar eficiente en tanto no resulta progresiva –afecta por igual a todas las rentas– a costa de reducir ingresos públicos para su posterior aplicación en servicios. No parece, por tanto, oportuno continuar en la dirección de reducir el IVA sin un efecto sobre el precio final porque el riesgo de profundizar en el desequilibrio del poder adquisitivo es grande en tanto productos de consumo básico no dejan de aumentar su precio. Y no se trata de señalar en exclusiva a las cadenas de distribución cuyos márgenes, afirman, se habrían reducido. Pero es innegable que han elevado el volumen de negocio y vienen de un 2022 con aumentos de beneficios de dos dígitos en muchos casos. Todo apunta a que disfrutan de mayor margen que el consumidor para apretarse el cinturón.