El Ayuntamiento de Pamplona ha confirmado que instalará cuatro pantallas en la Plaza del Castillo el próximo 6 de mayo. Ya no hablamos de una gran pantalla sino de cuatro, una a cada lado de la plaza, para que todo pichichi pueda ver la retransmisión de la final de la Copa que empezará a las 10 de la noche y puede prolongarse, entre una cosa y otra, hasta entrada la madrugada. Además –no sea que a alguno le entre la soñera– estas pantallas se complementarán con ocho torres de sonido y la actuación de un DJ para entretener a la ciudadanía durante la tarde del partido. ¡Ole, ole y ole! No me quiero repetir porque, con mejor tino que yo, ya se ha puesto el grito en el cielo por el hecho de que esta plaza lo soporte todo y siempre. Sin embargo, no hay derecho a que cualquier celebración –sin olvidar múltiples y variadas pachangas– encuentre su sitio en el “cuarto de estar” de Pamplona y sólo allá, dando a entender que no existen en la ciudad otros espacios para la cosa lúdico/festiva ni más locales de hostelería que los de la dichosa plaza. Da igual, aunque los vecinos de la zona llevan años soportando el ruido y otros muchos inconvenientes, todos sabemos que lo único que ahora importa es dar al pueblo pan y circo, que las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina.