Monumental susto el que propinó la aparición de una promoción que jugaba con la reaparición de José María García en la tele de pago y que avisaba del aterrizaje de uno de los personajes mas polémicos de los últimos treinta años en el periodismo deportivo, joya de la corona de las radios. Este negocio tiene un antes y un después con su modo peculiar de hacer información fresca, próxima, y viva como la vida. Se trataba de lanzar comercialmente la serie sobre este periodista polémico, agresivo y cañero, tormento para sus contrarios y defensor de un ejercicio periodístico valiente y machacador de corruptos, manipuladores y aprovechados.

Su vida no puede entenderse sin la presencia de su oponente, José Ramón de la Morena, polo opuesto de las informaciones deportivas de aquellos tiempos pasados, que nunca fueron mejores. El enfrentamiento de estos dos pesos pesados del periodismo marcó el devenir de una manera de entender la profesión. Tiempos de libertad y opinión pública polarizada en el diverso, interesante y prolífico campo de los deportes.

Cada noche estos dos gigantes defendían sus modelos informativos y los intereses de sus respectivas empresas en una pelea a degüello que hoy abochorna a estas dos luminarias del periodismo, el quítate tú para ponerme yo, con un claro triunfador según los posicionamientos de la audiencia. Gritón, polemista, azote, García al calor de la estrenada libertad de información en tiempos de olvidar el franquismo. Debates, informaciones arriesgadas, entrevistas que despellejaban a los protagonistas, fueron creando la trayectoria de estos dos mitos que hoy se recuerdan con lejanía, empatía y estilo periodístico de calidad y riesgo. Eso sí a tortazo limpio.