Días de dar vueltas al pozo. El tiempo dirá si para nada o para una fumata blanca. El tablero donde se juegan los pactos post electorales siempre tiene casillas complejas y en esta ocasión posiblemente más aún ya que la partida se celebra entre unas elecciones autonómicas y municipales y unos comicios generales con la sombra –ajena a la normalidad social y estabilidad política de Navarra–, de la batalla en el Estado. Más barullo político y mediático con falsedades e infundios desde Madrid.

Iruña es una de las casillas del tablero, aunque no la única en el ámbito municipal en juego. También el Gobierno, con la posibilidad siempre de regresar a la casilla de salida y volver a empezar allá por octubre, y otras responsabilidades políticas. En tiempos de apareamiento se marca territorio, se hace alarde de fuerza, se lanzan amenazas, se intercambian fichas y al final se gana o se pierde. Por empezar. La ciudadanía de Pamplona votó con claridad y libertad democrática en favor de un cambio político al frente del Ayuntamiento tras los últimos cuatro años de UPN, PP y Ciudadanos. Los votos que suman las formaciones que apostaban por un relevo municipal en Iruña (EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin) ganaron de largo en las urnas con un total de 56.484 papeletas, mientras que la suma de los partidos de la derecha que habían gobernado el Ayuntamiento desde 2019 (UPN, PP y Ciudadanos) retrocedieron en apoyos y se quedaron lejos con 39.648 en conjunto.

Candidatos a la Alcaldía de Pamplona: García Adanero, Elma Saiz, Txema Mauleón, Joseba Asiron, Koldo Martinez, Ibarrola y Sesma. Javier Bergasa

Nadie acudía a las urnas engañado y cada ciudadano eligió entre ambos bloques sabiendo de antemano qué acuerdos y modelo de ciudad estaban en juego. De hecho, Pamplona ha pasado de 13 concejales de derechas y 14 del bloque progresista a 11 ediles de UPN y PP y 16 de la mayoría plural. Los últimos cuatro años de Maya y su equipo han sido un desastre de ineficacia e inacción que no han aportado nada a Iruña, mientras otras ciudades acometían medidas de transformación acordes con las necesidades urbanas que exigen los cambios en este siglo XXI. Y eso es lo que ofrece Ibarrola si la carámbola de los desacuerdos le regala la vara de mando. En ese bloque, Asirón ha sido el candidato más votado con diferencia. Fue un buen alcalde entre 2015 y 2019 con un gobierno municipal plural y progresista y creo que lo volvería a ser. Tampoco tiene difícil superar el encefalograma plano de ciudad que dejan UPN y PP como herencia.

La política es la búsqueda de hechos objetivos aprovechando las condiciones objetivas y todo indica que, si no hay movimientos nuevos o cambios tácticos de posiciones, no se dan en este momento concreto esas condiciones objetivas para que la voluntad política de la mayoría democrática de Iruña se traslade al gobierno municipal. Pero la política es también el arte de lo imposible. Es más efectivo para Pamplona que se dejen de acusaciones mutuas y de buscar culpables y hagan política para buscar soluciones y, por ejemplo, atiendan la propuesta de Sánchez de parar la corriente reaccionaria de las derechas extremas y la extrema derecha, que en Iruña son UPN, PP y Vox. Tampoco vale engañarse. No sé si bloqueada las vías de Saiz y de Asirón, la de Koldo Martínez es válida –no le arriendo la ganancia, porque tiene más riesgos que beneficios creo para él y su partido–, y si no pasen a la casilla siguiente a ver si hay más suerte.