Navarra nunca ha sido una tierra fácil ni los navarros y navarras nos conformamos con cualquier cosa. Nos movilizamos para decidir y queremos que se respete lo que hemos decidido. Como en el resto del Estado, ni más ni menos. Esta es una tierra diversa y plural, lo es en su paisaje, en sus pueblos, en su lengua, en su cultura, en sus tradiciones, en sus gentes y en sus posicionamientos políticos. Y sabemos convivir. Lo hemos aprendido en tiempos duros y nos ha costado. Por eso, aquí ahora hay mucho más que ese blanco o negro por el que ya pasamos y es esa paleta variada y multicolor la que tiene que pintar el color político del Gobierno y de los Ayuntamientos, que no hay que olvidar, una vez pasadas las elecciones, cuando toman posesión, ya no representan solo a quienes les votan sino al conjunto de la ciudadanía. En campaña vale todo, luego ya no. En campaña las cuentas imposibles se convierten en mensajes realistas y lo que saben que nunca será acapara los titulares de lo que podría ser. Pero cuando llega la hora de la verdad, ya no valen mensajes poco claros sino hechos, acciones. Pasos firmes en la construcción de la Navarra que somos, plural y diversa, inclusiva y tolerante, como Iruña. El reto de la convivencia lo tenemos siempre presente, junto a la necesidad de tender puentes, el sumar para no restar, el llegar a acuerdos entre diferentes cuando se comparte lo esencial, con los votos, sin exclusiones ni vetos. Porque eso es lo difícil y lo que hace falta para garantizar la convivencia y seguir avanzando. Y parece claro que lo que han dicho las urnas es que la etapa de los gobiernos blancos o negros se ha acabado, que la sociedad quiere avanzar hacia ese futuro de colores, en el que hay que dialogar hasta llegar a acuerdos entre las fuerzas que suman una mayoría de progreso que consolide ese ansiado cambio iniciado en 2015. Parece lejano pero apenas han pasado unos años y todavía es frágil. Se nos olvida de donde veníamos y hasta donde hemos llegado. No se puede tirar por tierra tanto camino andado, tanto esfuerzo y trabajo, tantos votos que sostienen la Navarra del futuro. Los ciudadanos y ciudadanas necesitamos instituciones fuertes que se asienten en la realidad social, en la vida cotidiana, para trabajar por y para las personas y dar soluciones a los problemas y necesidades de la gente. Hay mucho ruido externo y ahora todavía más con el último anuncio de Sánchez, que puede interferir en el futuro de Navarra. Pero la música de fondo sigue sonando con una partitura clara, la que hemos escrito entre todos y todas. No sería justo ni entendible que nos obliguen a bailar con una música impuesta y ajena, ni en Iruña ni en Navarra.