Han pasado las elecciones forales y municipales del 28-M y ya se huelen los comicios generales del 23-J para renovar Congreso y Senado, pero las derechas siguen instaladas en su particular casa de los líos. Para empezar la infame perorata de un senador del PP por Tenerife, un tal Antonio Alarcó, contra la vecindad y el pueblo de Olite-Erriberri, al que solo le vincula con el lugar por lo oído al tipo haber formado parte de la candidatura municipal del 28-M como paracaidista de relleno en el último puesto, afirmando que en esa localidad se vive bajo la amenaza de un terrorismo social. Acojonante. El senador visitó Olite en la campaña y disfrutó, sin duda, del acogimiento de sus ciudadanos y de la belleza de esta localidad navarra, pero no se enteró de nada de todo ello. Sus palabras son otro capítulo de ese interminable libro que se lleva años escribiendo más allá de la muga de Cortes a costa de vapulear, manipular y manosear la realidad social, económica y política de Navarra sin coste alguno. Un libro en el que, no me cansaré de repetir, tienen también un protagonismo destacado con capítulos indignos algunos de los principales dirigentes de UPN y PP aquí, que llevan años trasladando en Madrid un visión de Navarra que nada tiene que ver con la verdad. Ni siquiera con la verdad que cada uno de ellos vive en el día a día en esta tierra. Simplemente, venden falsedades e infundios para justificar su incapacidad política en Navarra.

El Ayuntamiento de Olite –los grupos municipales de Olite-Erriberri Elkartu y del PSN–, ya ha respondido calificando las palabra de este senador como injustas, falsas, extravagantes e indecentes y exigiendo un rectificación pública. A la espera. Como supongo también sus compañeros de Navarra, incluida la única concejal que logró el PP en Olite. Estaría bien saber el coste de la dedicación política de un senador como Alarcó –salario, transporte, viajes, vivienda, seguridad... no sé todo lo que suma su puesto–, que deja así de fácilmente muestras de ignorancia y de ser un indocumentado de manual. Y si no era bastante esto, UPN y PP siguen inmersos en su tangana particular, ahora a costa de las listas para las elecciones generales. Unos y otros se acusan mutuamente de ser responsables de que UPN y PP vayan por separado a las elecciones generales por primera vez. Esparza –centrado en intentar vender que los resultados han sido buenos, aunque no lo hayan sido en realidad–, critica ahora que el PP opte por volver a concurrir en solitario a estos nuevos comicios. El mismo Esparza que hace una semana adelantó que UPN no contemplaba una candidatura conjunta con el PP y que no tenía intención de llamar a los populares. Echar marcha atrás ahora, dejaría en evidencia el fracaso de su estrategia electoral. Y por su lado, el PP, tras sufrir la campaña del voto útil en favor de UPN en mayo, tampoco tiene razones para desperdiciar ahora su oportunidad en unos comicios al Congreso y Senado, con la candidatura de Feijóo para la presidencia del Gobierno central, donde sus siglas son las que esta ve pueden centrar en la derecha de Navarra el voto útil. Invitar como réplica a Esparza a que UPN incluya en las listas del PP sus candidatos como independientes tiene al menos su coña. A este paso no sale ni la carambola de Ibarrola en Pamplona.